Por si éramos pocos, parió la Espe

Publicado el 04 mayo 2011 por Rgalmazan @RGAlmazan

Uno se acostumbra a casi todo, incluso a las cosas más raras. Basta que la experiencia te recuerde que todo puede suceder, que la realidad es muchas veces menos real que la ficción.

Que uno esté acostumbrado a ciertas mentiras, manipulaciones o pseudo-historias de serie B, no quiere decir que no haya que hacer ruido cuando se producen.

Pues bien, la Espe es de esas personas capaces de soltar lo más impensable, de expresar con su característica chulería y su populismo cuestiones serias para dejarlas a la altura de un retrete de tercera. De lanzar paridas sin perder esa sonrisa camaleónica.

Y es que si no lo hace revienta. Lista es muy lista para este oficio. Sabe tocar la fibra de sus seguidores. Les pone en pie y dice lo que muchos otros, como por ejemplo Marianín, piensan aunque no se atrevan a decirlo. Para decir ciertas cosas hay que ser valiente --cualidad que tiene la lideresa y que le falta al pepero mayor-- y sobre todo ser una inconsciente.

Me voy a referir a dos de sus paridas últimas. Porque si tuviéramos que hablar de todo lo que se le ocurre en cada momento a la condesa consorte, haría monotemática esta bitácora.

Uno es la defensa que ha hecho de Mayor Oreja: “Jaime siempre acierta”, cuando se la ha preguntado por las declaraciones en las que el ex-ministro franquista de Aznar confirma que hay una connivencia entre ETA y el gobierno socialista. Una forma de decir que esa situación es verdadera.

La otra es cuando ha comentado que: Bin Laden nunca reconoció la autoría del atentado del 11-M, dando a entender que no fue Al-Qaeda la responsable del crimen, sino ya saben ustedes quién. Volviendo de nuevo a la teoría conspiranoica de antaño.

En fin, ésta es la señora que parece que volverá a gobernar Madrid, con mayoría absoluta, al menos así lo dicen las encuestas. ¡Triste Madrid! Triste porvenir, con espías, mentiras, manipulaciones, gürteles, y con una educación y una sanidad en manos privadas. ¡Quién te ha visto y quién te ve! ¡Qué tiempos aquellos en los que reinaba un viejo profesor con alma joven!

Salud y República