Por Tierras de Burgos (4): Ruta por las Merindades

Por Jmbigas @jmbigas
Ya os he contado en capítulos anteriores nuestras paradas en el camino hasta Burgos, nuestros paseos por la ciudad y la visita a Atapuerca y al Museo de la Evolución Humana.

La Provincia de Burgos (14.292 kilómetros cuadrados) se extiende principalmente en el eje norte-sur, en el norte-noreste de España. La parte sur de la provincia es bastante conocida por los viajeros, incluyendo su capital, la zona vinícola en torno a Aranda de Duero y, más al este, Miranda de Ebro, nudo ferroviario tradicional y puerta de acceso al País Vasco (Vitoria, Bilbao, San Sebastián y Francia).

Curiosas esculturas arbóreas, junto a Tubilla del Agua.
(JMBigas, Julio 2014)

Pero el norte de la provincia es bastante desconocida, a pesar de que contiene los territorios en que se habló (y se escribió) de Castilla por primera vez en la historia, y un montón de maravillas naturales y monumentales. Hay un eje de comunicación principal, que une Burgos con Santander y el mar Cantábrico. Pero en el resto, todo son carreteras secundarias, que cruzan por paisajes maravillosos y muy escasamente poblados. En su extremo norte y noreste, se encuentran los límites con Cantabria y con Vizcaya. Toda esta amplia zona del norte de la provincia de Burgos se conoce como la comarca de Merindades. En el camino hacia las Merindades desde Burgos capital, hacia el noroeste, se encuentra la interesante comarca de Páramos, también conocida como comarca de Sedano y Las Loras, por donde discurre el curso alto del río Ebro, que nace en la vecina Cantabria.

Orbaneja del Castillo y la espectacular cascada que
cae hacia el río Ebro.
(JMBigas, Julio 2014)

El miércoles 16 de Julio salimos desde Burgos capital, a las nueve de la mañana, en el coche y con mi amigo G., en dirección al norte, con intención de dedicar el día completo a visitar algunas de las maravillas que encierra toda esa zona. En la actualidad, visitar las Merindades debe hacerse ex-profeso, ya que no es el camino natural de paso ni hacia Cantabria ni hacia el País Vasco. Por recomendación de mi buen amigo burgalés F., en la primera etapa queríamos llegar a Orbaneja del Castillo, en la comarca de Páramos, junto al curso del alto Ebro y muy cerca del límite con Cantabria. Salimos en dirección al norte, por la N-623. Hicimos una parada en un apartadero de la carretera, con fuente de agua potable incluida, atraídos por unas curiosas formaciones arbóreas. Los altos árboles parecían haber sido esculpidos por algún atrevido artista. La zona es cercana al pueblo de Tubilla del Agua, y sus coordenadas son N 42,716221º O 3,800443º. El camino hacia Orbaneja del Castillo supone un desvío de ida y vuelta por la carreterita BU-643, desde Quintanilla-Escalada. Esta carretera, que discurre entre frondoso arbolado, discurre paralela al río Ebro.

Puente natural excavado por el río Nela, bajo el
pueblo de Puentedey.
(JMBigas, Julio 2014)

El pueblo de Orbaneja del Castillo (pop. 47) se encuentra ubicado a unos 90 metros por encima del cauce del río Ebro, a algo más de 700 metros de altitud sobre el nivel del mar (snm). Las características kársticas del terreno provocaron el nacimiento de un pequeño arroyo que recorre el pueblo y se desploma en una espectacular cascada hacia el cauce del río Ebro. Desde la propia carretera, que discurre hacia Cantabria, bajo el pueblo de Orbaneja del Castillo, se tienen unas maravillosas vistas del pueblo en lo alto y la espectacular cascada, que bien merece una parada y muchas fotos. En lo alto de la montaña, a ambos lados del río, se distinguen rocas de curiosas formas, provocadas por la erosión del paso de los siglos. Sobre el pueblo, se ve una formación rocosa que podría tomarse por la figura de un militar vigilando la zona. Yo la bauticé como El Capitán. Desde Orbaneja seguimos camino, en dirección a Puentedey. Para ello retrocedimos de nuevo hacia la N-623, y seguimos luego en dirección Norte. A la altura de Cilleruelo de Bezana nos desviamos a la derecha por la carretera BU-564. En el pueblo de Soncillo enlazamos con la BU-526. Y, más adelante, en Santelices, tomamos a la derecha por la BU-561 que va siguiendo, más o menos, el curso del río Nela. Un poco más adelante llegamos a Puentedey.

Ermita-cueva de San Tirso y San Bernabé, en Ojo Guareña,
Merindad de Sotoscueva.
(JMBigas, Julio 2014)

Puentedey (pop. 58) está en la comarca de Merindades, en la Merindad de Valdeporres. El pueblo se encuentra situado sobre una masa rocosa de origen kárstico. El río Nela ha excavado, bajo el pueblo, un curioso puente natural, de casi un centenar de metros de longitud. Junto a la carretera, camino del puente que cruza el Nela (N 42,975273º O 3,685212), se tiene una excelente vista del puente natural, o túnel en la roca, que caracterizan a Puentedey. Junto al río, en un chamizo, están a la venta muchas de las maravillas naturales y gastronómicas que produce la zona. Tomamos un café y seguimos camino hacia el Monumento Natural de Ojo Guareña. Se trata de un complejo kárstico que tiene más de 100 kilómetros internos de galerías, de los que sólo un trocito es visitable, incluyendo la ermita-cueva de San Bernabé. Ojo Guareña dispone de una Casa del Parque, o centro de interpretación, en el pueblo de Quintanilla del Rebollar (pop. 48), a unos 6 km. de las cuevas. Para llegar allí desde Puentedey, seguimos camino por la carretera BU-V-5612, hasta las inmediaciones de Linares (854 m. snm). Allí nos desviamos a la izquierda por una pequeña carretera de montaña (que sospecho que debe ser intransitable en invierno), la BU-V-5626. La carretera va ascendiendo hasta los 942 metros de altitud. En la cima hay un amplio mirador (N 43,008807º O 3,637505º) desde el que se divisa todo el valle al norte de la zona.

Casa del Parque de Ojo Guareña, en Quintanilla
del Rebollar.
(JMBigas, Julio 2014)

La Casa del Parque de Ojo Guareña está ubicada en una casa de estilo indiano, que fue originalmente construida para ser destinada a escuela. Actualmente existe un amplio aparcamiento (N 43,056993º O 3,627580º), desde el que se recorre a pie un camino de un centenar de metros hasta la Casa del Parque. Ya era la una de la tarde, y en la Casa un chico muy amable nos informó de que todavía podíamos juntarnos a la última visita de la mañana a la ermita-cueva, prevista para las 13.30. El acceso a la visita a las cuevas de Ojo Guareña, que culmina en la ermita-cueva de San Tirso y San Bernabé está a unos 6 km. de Quintanilla del Rebollar. Hay un par de pequeños aparcamientos (media docena de coches) en las cercanías, y hay que recorrer a pie el resto del camino (unos centenares de metros). Conseguimos llegar al aparcamiento (N 43,035627º O 3,665704º) a la una y veinte. A paso de carga llegamos al vestíbulo (con la taquilla) desde donde partió el pequeño grupo (media docena de personas en total) para la visita a las cuevas. Compramos un ticket (3,50€ por persona) y nos prestaron un casco de protección, obligatorio para la visita.

Iglesia de Santa Cecilia, en Espinosa de los Monteros.
(JMBigas, Julio 2014)

En la visita se recorren unos 400 metros del interior de las cuevas, que se inicia con un audiovisual de unos diez minutos y culmina en la llamada ermita-cueva de San Bernabé. Ese es el nombre común, aunque su nombre completo es de San Tirso y San Bernabé. La cueva se encuentra en la Merindad de Sotoscueva. En el interior de la pequeña ermita (ni allí ni en el recorrido por la cueva se permite tomar fotografías) se pueden ver pinturas (de los siglos XVIII y XIX) que describen los martirios y milagros de San Tirso. Se tiene noticia del uso de esa ermita excavada en la cueva desde la Edad Media. Tras finalizar la visita y dedicar un tiempo a la pequeña explanada bajo las rocas y frente a la ermita, regresamos al aparcamiento cerca de las tres menos cuarto. Ya nos apretaba el hambre, y decidimos tomar el camino en dirección a Espinosa de los Monteros, con idea de parar a comer alguna cosa en el primer lugar que viéramos junto a la carretera, adecuado para ello.

Alcázar de los Velasco, en Medina de Pomar.
(JMBigas, Julio 2014)

Hicimos una parada fallida en un enclave muy bonito cerca de Quisicedo. Parecía un merendero muy bien preparado, pero solamente estaban por la labor de servir un menú del día cerrado, que nos pareció demasiada comida para nuestra intención de seguir ruta por la tarde, sin perder mucho tiempo ni dejar que nos venciera el sopor. Seguimos hacia Espinosa de los Monteros (pop. 1.935). Esta localidad es, posiblemente, la población más importante al norte de las Merindades. Paramos en el centro del pueblo, junto a la Iglesia de Santa Cecilia. En la terraza de uno de los bares de la zona tomamos un tentempié en forma de un par de bocatines y un refresco. Espinosa está muy cerca del límite con Cantabria. Y eso se manifiesta, por ejemplo, en el estilo típicamente montañés de muchos de los edificios residenciales del pueblo. Después de comer, hicimos una breve incursión hacia el este, por el Valle de Mena. Aparte de la belleza del paisaje de ese valle, por el que discurre la carretera que une Burgos con Vizcaya (Balmaseda,...), los diversos pueblos son principalmente residenciales. Da la sensación de haber muchas segundas residencias, posiblemente de vizcaínos la mayor parte.

Interior del Museo Histórico de las Merindades,
en Medina de Pomar.
(JMBigas, Julio 2014)

Nos encaminamos a continuación hacia el sur, con siguiente etapa en Medina de Pomar (pop. 6.050). En este pueblo grande, casi una pequeña ciudad, hay varios edificios monumentales. Entre ellos destaca el Monasterio de Santa Clara, fundado en el año 1.313, y el llamado Alcázar de los (Fernández) Velasco o de los Condestables de Castilla, conocido popularmente como Las Torres, por las dos imponentes torres cuadradas almenadas que lo flanquean. La construcción del Alcázar también se inició en el siglo XIV. El Alcázar alberga el Museo Histórico de Las Merindades, así como otros espacios públicos destinados, por ejemplo, a salas de exposición para artistas locales. Fuimos hasta las verjas (cerradas a esa hora, algo más de las cinco y media de la tarde) del Monasterio, y luego aparcamos en las inmediaciones del Alcázar. A la entrada se encuentra la taquilla del Museo (3€ la entrada general). El interés de este Museo es limitado (se trata de un pequeño museo local). Pero en él se exponen piezas curiosas, recuperadas en diversos lugares de la zona, muchas veces asociadas a las labores cotidianas de sus habitantes (agrícolas, ganaderas, comerciales,...). En las diversas plantas se recrean también algunas escenas cotidianas de los nobles de la época, y también se pueden ver algunas esculturas o pinturas de artistas de la comarca.

Escultura moderna en el Museo Histórico de las
Merindades.
(JMBigas, Julio 2014)

Hay un ascensor que permite el acceso a todas las plantas, incluyendo la terraza. Desde ella, descubierta y expuesta, por tanto, a todas las inclemencias meteorológicas (ese miércoles de Julio, básicamente un Sol de justicia), se tienen vistas privilegiadas del pueblo de Medina de Pomar y sus alrededores. A la salida del Museo ya eran casi las siete de la tarde. Teníamos tiempo solamente para una última etapa en la jornada, antes de la vuelta a Burgos y al hotel. Tuvimos que escoger, casi con una moneda al aire, entre las poblaciones históricas de Oña y Frías, en el sur de la comarca de Las Merindades. Finalmente escogimos Frías (pop. 283). Frías es un pequeño pueblo, con un conjunto histórico que se encarama al Peñasco de La Muela, en cuya cumbre está el Castillo de Frías, que vigila todo el valle. Históricamente, Frías era el punto de cruce del río Ebro, en el camino desde Castilla hacia Cantabria. Aparcamos el coche en alguna de las zonas habilitadas para ello en la zona baja del pueblo. Y ascendimos, a pie, por las viejas calles empinadas que conducen hasta el Castillo. Hicimos un alto en una de las muchas terracitas que jalonan el camino, para tomar una cervecita bien fría, que nos alivió de los sudores.

Castillo de Frías.
(JMBigas, Julio 2014)

A esa hora ya no se podía visitar el Castillo. Pero desde la explanada frente a él, en lo alto del Peñasco, hay unas excelentes vistas de todo el valle, incluyendo el río Ebro y el puente que lo cruza. Y en el otro extremo de la misma, se alza la Iglesia Parroquial de San Vicente Mártir y San Sebastián, recoleta pero excelentemente conservada. Desde Frías emprendimos ya el regreso a Burgos capital, un trayecto de unas dos horas. En la primera parte, camino de Briviesca, cruzamos los maravillosos paisajes del Parque Natural de los Montes Obarenes, donde la carretera nos subió hasta algo más de los 1.000 metros de altitud, frente a la media de 600 metros snm de los pueblos del valle. Acabamos llegando a Burgos pasadas las diez de la noche. El día siguiente, jueves, debíamos ya regresar a Madrid. Pero aprovecharíamos para visitar una parte de la zona vinícola de la Ribera del Duero. Pero esa historia será ya objeto del último capítulo de este viaje.

Aparte de las imágenes que he seleccionado para ilustrar este artículo, podéis acceder a una completa colección de 71 fotografías de toda la Ruta, pinchando en la siguiente foto.

Ruta por las Merindades

También podéis ver este vídeo ilustrativo de la jornada.

JMBA