Por un momento pensó que sería capaz de romper con el camino que los demás le habían marcado.
Por un momento estuvo convencido de que podría elegir hacer lo que quería y no lo que otros querían que hiciese.
Por un momento intuyó que podría dejar esa rutina que lo estaba matando lentamente desde hacía años.
Por un momento imaginó que era posible que dejara de importarle lo que los demás pensaran.
Por un momento consideró que ese futuro con el que soñaba estaba muy cerca.
Por un momento estuvo seguro de que ya había sido durante demasiado tiempo un títere en manos de otros.
Por un momento fue capaz de verse fuera de los convencionalismos.
Por un momento contempló a un valiente en su yo futuro.
Por un momento se vio riendo, disfrutando, llorando también algunas veces, sí, pero por voluntad propia.
Por un momento se ilusionó pensando que otra vida era posible.
Por un momento pensó que se arriesgaría.
Por un momento dejó de tener miedo.
Por un momento creyó que las quimeras dejarían de serlo.
Pero entonces despertó.