Hace unos meses, mientras nosotros estábamos en África, Tomi visitó nuestro blog y pensó que estaría bueno que Magia en el Camino visite las escuelas rurales de Chaco donde “Voy con Vos”, la fundación en la que él es voluntario desde el principio de su existencia, lleva adelante su misión.
-¿Dino? Escucho que me dicen en el punto de reunión en Retiro. Era Fede, otro integrante de la fundación y con quien, junto con Tomi, compartiríamos los cuatro días de actividades en el lote 20 y en el 42, cerca de Tres Isletas, en la provincia de Chaco.
Voy con Vos es una fundación que existe desde septiembre de 2007, aunque gran parte de los chicos que la integran ya venían trabajando con algunas escuelas de Chaco desde mucho tiempo antes. En la actualidad, cuenta con una estructura bien organizada y sus objetivos son, principalmente, dos: becar alumnos para que puedan acudir al colegio secundario de Tres Isletas (y, al mismo tiempo, apoyar la iniciativa de la implementación de secundarios rurales) y ayudar a construir y mantener la infraestructura edilicia de las escuelas primarias rurales (además de abastecerlas de materiales educativos, como el equipamiento para salas de computación y bibliotecas). “El éxito del programa de becas es que desaparezca”, nos contaban Tomi y Fede. Más claro, imposible.
Hoy, continuar con la educación luego del nivel primario es todo un problema: o bien no hay escuelas secundarias rurales (y muchos chicos no quieren alejarse de sus comunidades) o esas escuelas quedan muy lejos o los chicos tienen que trabajar en el campo y el nivel educativo queda concluido ni bien se termina la primaria. El plan de becas cuenta con privados que ofician de padrinos y aportan dinero mensualmente. Con esa suma, los chicos tienen paga una pensión y los alimentos en el pueblo durante todo el ciclo secundario. Permanecen de lunes a viernes en Tres Isletas y regresan al campo durante el fin de semana. Silvia, tutora local del proyecto de becas, nos contaba que muchas veces lo difícil en la pensión es lograr que los chicos se acostumbren a estar y vivir en ella. Muchos de ellos llegan sin conocer siquiera lo que es un inodoro o una ducha, sufren mucho el desarraigo, lloran de noche y tardan mucho tiempo en acostumbrarse. El trabajo social que se hace con ellos es muy intenso y agotador. Realmente, la gente que trabaja con y para Voy con Vos merece el mayor de mis respetos. Silvia nos comentó un caso de dos hermanitos que hoy ya están muy adaptados, pero que en su momento les costó muchísimo: ella casi oficiaba de mamá saliendo muchas veces hacia la pensión a mitad de la madrugada sólo para abrazarlos.
Una vez terminado el secundario, la cosa es aún más complicada. Un estudio terciario o universitario ya no será para cualquiera. En Tres Isletas sólo se puede estudiar magisterio. Para otras carreras tendrán que volver a emigrar. La situación económica de muchos de ellos lo torna definitivamente imposible y el plan de becas de Voy con Vos llega hasta el nivel secundario. Hugo, vecino del paraje Sixto Sena y encargado de los talleres de electricidad, nos decía que iba a estudiar la única carrera universitaria a la que podía acceder: la que se dictaba en Tres Isletas. No es que le gustaba el magisterio, pero ir más lejos es impensable. 80 km de ida y 80 km de vuelta diarios a Saenz Peña, otros tanto a Castelli, mudarse o alquilar algo por la semana son todas opciones impracticables para la gente de campo. Las realidades tan diferentes a las que conocemos hacen pensar y comparar. Yo le pregunté a Hugo si cambiaría vivir en su casita de campo con Gaby para mudarse juntos a otro lado y me respondió un “no” rotundo. No es fácil nada en el campo y lo que lograron tiene mucho valor, no lo van a arriesgar.
Sólo llegar a tres Isletas y ya podíamos percibir la buena predisposición de la gente para con nosotros. Más tarde lo comprobaríamos compartiendo asados o invitaciones a comer o sólo charlas con mate de por medio donde lo que yo más percibía era el agradecimiento constante de la gente para los chicos de la ONG y, por ende, para con nosotros. Las casas humildes pero el corazón enorme. Rubén y su Rastrojero destruido que nos llevó más de una vez, su esposa Martina y su exquisito lechón al horno, la familia de Santos, Hugo y Gaby, Noe, a quien no pudimos conocer pero ocupamos su casa, Silvia y su familia en tres Isletas, Gladys y su casa centro de operaciones, gente que jamás olvidaremos. A todos ellos, mil gracias por su hospitalidad.
Las primeras 2 noches dormimos en la casa de Noe, la maestra del colegio del 20, ahí nomás cerquita de la escuela. Noe no estaba en casa porque estaba internada en el hospital, recuperándose de una peritonitis. Según nos contaba Tomy, la fundación había decidido reparar la casa en la que Noe vivía, pero ella se negaba. Ya de por sí, las maestras rurales llevan una vida muy sacrificada y además, en la mayoría de los casos, desbordan de humildad. Normalmente, viven en una casa pegada a las escuelas por el simple hecho de que su verdadera casa queda lejos y pasan allí muchas horas a la semana. Es como si nunca terminaran de trabajar, por eso, la idea de que su casa esté en condiciones no era para nada descabellada. No pude más que recordar nuestra experiencia en las escuelas rurales de San Luis y la sensación fue la misma. El docente rural es un canto al sacrificio y sólo los mueve la pasión por lo que hacen. Al final del post, un video homenaje a todos ellos.
Nos presentamos en las dos escuelas con muecha emocioón. En ambas, los más chiquitos y los no tan chiquitos, escucharon lo que teníamos para contarles y disfrutaron de un show de magia que, por los comentarios, pasará mucho tiempo hasta que lo olviden. Eso es algo que aprendimos hace poco: no sólo les rebamos 30 minutos a la realidad y les arrancamos sonrisas durante ese tiempo, sino que los efectos son mucho más duraderos. Y eso es hermoso. La respuesta que genera nuestro proyecto nos llena de alegría.
Cada vez conocemos más gente que trabaja por un país mejor, con mejores condiciones y oportunidades para todos, siempre cubriendo espacios vacíos que el Estado, con el gobierno de turno que sea, deja para que la inmensa voluntad de la gente llene con su esfuerzo y dedicación. ¿Qué sería de todos ellos sin la ayuda de ONGs y voluntarios? En fin, si es por un país un poco mejor, definitivamente, Voy con Vos.
Después de las presentaciones en Tres Isletas nos fuimos a visitar a unos amigos en Villa Ángela: Nico y Natasha. El siguiente video lo grabamos en la casa de la familia de Natasha, una hermosa tarde de domingo con mate, asado y helado incluido. Su padre, Beto, es un artista nato y escribió y compuso la canción que él y su hija cantan en el siguiente video. Una canción en la que se recuerda la historia de Celmira Goncevat de Cabral, una maestra rural que murió joven en la escuela del paraje Tunales en el impenetrable chaqueño. Durante el final del embarazo de su segundo hijo tuvo muchas complicaciones y las condiciones climáticas del lugar impidieron que pueda llegar a ser atendida por un médico.
Espero que lo disfruten tanto como nosotros en vivo. Una linda emoción.
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