Más allá de su calidad, Per un pugno di dollari es fundamental por lo que significó. No sólo se convirtió en una especie de Biblia del spaghetti western sino que, en muchos aspectos, fue clave en el devenir del cine posterior.
Leone nos regalaba una primera lección de cine que iría ampliando y matizando película a película. Ver esta cinta a día de hoy sigue siendo un espectáculo, sobre todo al comprobar su manera de controlar el espacio, de dilatar el tiempo y de colocar la cámara (por dios, ¡qué planos!). Podríamos sacarle peros, especialmente a un guión blandito, pero sería una obscenidad hacerle eso a una cinta tan importante como ésta.
Lo mejor: su condición de referente. Y Eastwood.
Lo peor: la trama es su punto más débil.