Ante la pregunta de ¿qué somos?, un antiguo profesor y actual compañero y amigo de la UAM lo tenía muy claro… Somos “mótfera”, así, sin la “at”… Si queremos ser todavía más poéticos y precisos, deberíamos contestar con un “somos polvo de estrellas”. Si nos centramos en un área –o una área para los puristas- más biológica, deberíamos decir que somos un inmenso número de células eucariotas, coordinadas, formando tejidos, órganos y sistemas. Pero, finalmente, si nos observamos como un todo, como un complejo ecosistema, la pregunta “qué somos” debería contestarse con un poco frecuente “un complejo e interrelacionado ecosistema microbiológico rodeado de tejido humano, eucariota”. No te asustes, estás muy sano, o sana, pero tienes casi 10 veces más bacterias que células, al menos, eso se pensaba hasta ahora que ha sido recalculado el número total de células, nuestras y de los otros bichitos…
Científicos del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, acaban de recalcular el número de células de las que está compuesto un ser humano y, atención, hemos bajado de casi 80 billones de media que se pensaba –según quien hiciera el recuento…- a poco más de 30 billones de nada. Eso sí, una cosa por otra, el número de bacterias también ha bajado de una relación de 10 a 1 a otra algo más cercana, 1.4 a 1 o, lo que es lo mismo, a unos 39 billones de bacterias totales, casi todas por la parte final del sistema digestivo: el colon del intestino grueso… Por todo ello, somos algo menos celulares pero algo más… humanos. Si el que no se consuela…
Bueno, y ya puestos, decir dos cosillas más. Al parecer, de esos 30 billones –por si piensas a la americana, decirte que hablo de millones de millones- de células totales, el 84% son eritrocitos o glóbulos rojos, así, pequeñitos, con forma de donuts, sin núcleo, sin genes, pero fundamentales para llevar el oxígeno a todos los rincones y que nuestros sangrados sean tan aparatosos. Otra cosa a considerar es que estos últimos recuentos, aunque se han hecho con una cautela sin precedente, de momento solo se ha confirmado a través de la web BioRxiv del Laboratorio Cold Spring Harbor de EE.UU.
Los cálculos presentados hacen referencia a un “hombre tipo” de entre 20 y 30 años, con 1.7 metros de altura y 70 kg –vamos, un yogurín en plena forma, casi como yo…-. Y si ahora me permites una maldad inocente, querría comentar lo siguiente: En mujeres, el número de glóbulos rojos es 10% menor y el volumen sanguíneo también es un 25% menor que en nuestro yogurín medio. No obstante, el número de bacterias totales sería similar en hombres y mujeres, por lo tanto, según dicen Sender, Fuchs y Milo, los autores del trabajo, la relación bacterias/células eucariotas es un tercio mayor en las féminas que en los féminos… ¡Qué cosas!
Finalmente, y ya puestos a pesar, contar y relacionar, volviendo a nuestro jovencito de entre 20 y 30 primaveras y 70kg de peso, decir que si quitamos el peso del material extracelular, entre líquido y sólido, nos queda un peso celular final de unos 47 kilitos. Y si piensas que la mayor parte de ese peso es de los glóbulos rojos, por ser tan numerosos, siento decepcionarte. Los adipocitos –donde se almacena la grasa- y las células musculares, al ser tan grandes, representan las ¾ partes del peso total, a pesar de suponer solo el 0.2% del número celular. Los eritrocitos, en su conjunto, pesan poco más de un par de kilos pero, claro, tienen un volumen 100 veces menor que las otras gigantonas…
Más allá de las anécdotas que nos hacen más humanos que bacterianos o menos celulares, los autores ven un trasfondo en el recuento celular para calcular la relación “número de célula por tejido con el riesgo de desarrollar tumores”… Mientras tanto, vete sacando el ábaco para hacer tu propio recuento. A lo mejor, hasta consigues un proyecto financiado…
DIVULGACIÓN CIENTÍFICA DEL 16 DE ENERO DE 2016
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en todo el mundo, por encima de dramas como el cáncer, el sida o, ya puestos, los accidentes de tráfico. Cerca de 20 millones de personas fallecen anualmente en el mundo por causas directas o indirectamente relacionadas con fallos cardiovasculares, como las cardiopatías coronarias o los accidentes cerebrovasculares. Entre probetas entrevista al Doctor José Luis Zamorano, jefe de servicio de cardiología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, entre otros temas…
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