Desde que anarquistas y marxistas rompieran en la I Internacional, allá por 1872, la división en las izquierdas ha ido en aumento. De anarcosindicalistas y marxistas, se pasó a anarcosindicalistas, socialistas, y comunistas, siguiendo después la división entre los propios comunistas, y la aparición de nuevas izquierdas a lo largo del siglo XX. No es de extrañar que, fruto de esta división, las fuerzas de la izquierda hayan pasado de estar canalizadas por potentes partidos de masas, como el viejo PSOE (cuando aún era socialista), a estarlo por pequeñas fuerzas políticas, a menudo en continuo enfrentamiento, y con escasa representación institucional (como IU o Podemos). Pero la historia no solo nos dice que la división penaliza a la izquierda, también nos deja claro que la unidad de la izquierda, respetando su diversidad, es el trampolín de las clases populares hacia la conquista del poder. Ejemplos de ello son el Frente Amplio en Uruguay, o SYRIZA en Grecia. E incluso, en nuestra propia historia, podemos recordar el caso del Frente Popular que ganó las elecciones del 36, o la Conjunción Republicano-Socialista que ganó las del 31. Siguiendo con este recorrido histórico podemos fijarnos también en las trágicas consecuencias que la división de la izquierda tuvo en Alemana, permitiendo a los nazis ganar las elecciones.
Desde Alternativa Socialista tenemos muy claro que el triunfo de la izquierda pasa necesariamente por la unidad. Pero entendemos también que esa unidad solo puede ser desde la pluralidad y el respeto a las diferentes sensibilidades ideológicas que existen en la izquierda. Sabemos, además, que es necesario incluir no solo a la izquierda clásica, representada por los partidos de izquierda y los sindicatos, sino a la nueva izquierda surgida de las plataformas sociales, como el 15M, o las diferentes asociaciones como ATTAC, Frente Cívico, y tantas otras. De esta forma, cada una de estas sensibilidades, sería una tesela más en la construcción de un mosaico de izquierdas, cohesionado pero plural, que se convertiría en el ariete capaz de derrotar a las fuerzas del Régimen, como son el PP, el PSOE, o Ciudadanos. La función de nuestro partido en este proceso es simple: aportar el bloque del socialismo democrático a la construcción de esa izquierda mosaico. La incorporación del socialismo a las candidaturas ciudadanas de unidad que han de representar a esa izquierda mosaico, como Ahora en Común, es imprescindible, pues somos muchos los que ocupamos el espacio de un socialismo que no se siente ya representado por un PSOE neoliberal. Sin el bloque socialista, la unidad popular se queda coja, y es insuficiente para derrotar tanto a la derecha clásica (conservadores como el PP y liberales como Ciudadanos) como a la derecha que encarnan los ex-socialistas, ex-socialdemócratas, y ahora socioliberales del PSOE.
Francisco José Rey García, portavoz de la gestora fundacional de Alternativa Socialista de Asturias