Llega un señor y decide presentarse a las elecciones para acceder a ser el que "dicen" es el hombre más poderoso del mundo. Estas son algunas de sus frases, sentencias con las cuales piensa triunfar en su empeño: "Restablecería el ahogamiento simulado para los sospechosos de terrorismo"; "Pido el bloqueo completo y total a la entrada de musulmanes en EEUU"; "Si gano las elecciones, devolveré a los refugiados sirios a casa"; "Un muro en la frontera con México nos ahorraría muchísimo dinero"; "México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores"; "Este es un país en el que hablamos inglés, no español"; "Podías ver cómo le salía sangre de sus ojos. Le salía sangre de su... donde sea" (referido a una periodista que le hizo preguntas que no le gustaron); "Cuando eres una estrella puedes hacer cualquier cosa. Agarrarlas por el coño, lo que quieras"; ...
¿Y gana? Sí... ¡Gana las elecciones y será el nuevo presidente de los Estados Unidos de América! ¿Cómo? ¿Qué? Parece incomprensible, ¿verdad?
Pero no lo es tanto si leemos otra de sus frases: "Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos". Y es que lo tenía claro... Lo tienen claro, él y tantos otros políticos... Al pueblo se le educa desde la infancia para escuchar sin pretender entender, para callar aún delante de lo injusto, para obedecer aún fuera de toda lógica... Entienden que somos tontas ovejitas y ellos los perros que pueden y nos deben conducir hacia el cercado que más les interese. Y claro, pueden ladrar, morder o hacer lo que les venga en gana que conseguirán su propósito. Y pueden mentir, insultar, burlarse de todo y de todos, incumplir las leyes, ... ¡Y siguen ganando! ¡Uau! ¡Qué vergüenza!
De entre todo lo leído y escuchado durante estos últimos días hubo un comentario de una periodista que me impactó de manera especial. Comentaba que había estado en Harlem y unos hombres le aseguraron que iban a votar a Donald (el Trump, vaya, no el pato) para presidente pues ese cargo era para hombres. ¿Y no les importaba su descarado espíritu racista?
En la Educación Tradicional, o sea la actual, embutimos a los niños miles de contenidos académicos que sabemos que para la gran mayoría nunca serán de utilidad en el futuro. Maestros y padres somos cómplices de un Sistema Educativo que forma futuros ciudadanos de carácter ganadero, ¿Realmente alguien piensa que formamos personas? ¿Cuánto espacio y tiempo dedicamos a la formación humanitaria? ¿Y a la educación emocional? ¿Y la formación de una personalidad y criterio propios? ¿Y a...?
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo", son palabras de Nelson Mandela. ¡Cuánta razón! Pero para eso primero hay que aplicar un cambio radical a la educación. Y padres y educadores debemos entender de una vez que la gran verdad en la educación no reside en lo que nos vendieron y nos hacen creer sino en aquello que la infancia precisa para poder crear en un futuro un mundo mejor, su mundo...
Y el Sr. Trump quiere construir un muro... ¡Pues que lo haga! La verdad es que poca gente debería querer emigrar a un país con él de Presidente... Y la verdad es que deberíamos todos huir de falsos y radicales patriotismos y unirnos para construir puentes, puentes que nos acerquen, sea cual sea nuestro país, raza o religión, para cambiar ese mundo que no queremos, ese mundo que nos siguen imponiendo sin casi darnos cuenta.
Acabo mi post con un merecido premio a un país que ha sido últimamente muy maltratado por el ya demasiadas veces señor: México. Y lo haré con un vídeo que aporta una canción llena de esperanza, un canto precioso al mañana de ese país en un montaje publicitario de una prestigiosa marca de bebidas de los Estados Unidos de América.
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