Por una nueva idea frente a las ideas dominantes

Publicado el 04 febrero 2012 por Vigilis @vigilis

Está de moda echarle la culpa de todo a luminosos áticos de Manhattan, a la excepcionalidad de la City londinense, a Goldman Sachs, a la inoperancia del BCE, el FMI y las instituciones europeas, a la inutilidad de los políticos analfabetos mangones, a Botín, a la evasión fiscal legal, a los fraudes continuos y perdonados contra la hacienda pública, a la baja o nula preparación de los estudiantes, a la especulación inmobiliaria en la que participaron millones de Pepitos, a leyes inoperantes, a la inutilidad general para parar esta máquina suicida... y estoy de acuerdo con ello.

Estoy de acuerdo con que no sólo hemos vivido a cuenta del futuro (un futuro que está aquí) sino con que las posibilidades de recuperación están siendo continuamente mangoneadas por listillos y acciones de nuestros gobiernos, cuyas prioridades responden a ciertas definiciones de neuropatías. El caso es que quien más alza la voz para denunciar esto, nos propone una solución mucho peor. Atractiva, sentimentaloide, de pensamiento Alicia y profundamente terrible.
Es decir, el discurso mayoritario de denuncia contra la crisis económica, financiera y política, defiende como soluciones, precisamente, aumentar los fallos del sistema: medidas fiscales que promueven la evasión de capitales, aumento del capitalismo de Estado mediante los monopolios públicos, disminuir la información circulante acotando la libre iniciativa. Y no menciono el guerracivilismo, la ideología del estado autonómico y el compadreo con regímenes homicidas, que también claman al cielo.
¿Por qué digo que esto es así?
Básicamente porque (creo que) el pueblo asume dos grandes líneas de pensamiento: la 4ª generación de la izquierda y las izquierdas indefinidas. Es más fácil movilizar a la calle en defensa de la sanidad pública y contra sus recortes, que obtener información sobre cómo gestionar mejor un sistema en el que no hay forma de cálculo del coste-beneficio (o este cálculo se torna opaco y complicadísimo). Los medios de comunicación prefieren por su parte hacer propaganda del capitalismo de Estado: medidas macroeconómicas de rescates a la banca e informar a los bares del país de cómo va la prima de riesgo. Por el camino, algún mangón va a los tribunales y en el degüello merecido se unen ambas corrientes de pensamiento.
-¿Te gusta el aeropuerto del abuelo?
-¡Síiiiiiii!
-¿Te gusta la nueva revista alternativa contra la crisis del capitalismo global?
-¡Síiiiiiii!
Mi teoría objetiva es que existe una demanda "socialdemócrata" que responde a una institucionalización socialdemócrata. Esto es, capitalismo de Estado y Estado del Bienestar sin límites. No existe aquí una teoría del Estado, ni una teoría del poder público, ni una teoría económica, que hagan sombra al absoluto dominio de esta idea que más mal que bien llamo "socialdemócrata" (cuarta generación de izquierda en la que incluyo a Sarko, Merkel y Rajoy).
Frente a esta idea dominante -e insisto, institucionalizada en Europa-, están los impacientes (izquierdas indefinidas). Los impacientes son quienes reclaman profundizar en esta socialdemocracia imperante. Su fallo: no tener en cuenta que sus problemas de partida también se profundizarán. ¿El gran problema de este sistema? Básicamente solo funciona cuando hay alguien rico o se puede vivir del crédito. O lo que es lo mismo: este sistema carece de una teoría de la prosperidad (económica, pero también en materia de derechos civiles).
Me preocupa el panorama porque se trata del futuro. El futuro nos incluye a mi y a ti. Poner remedios que no hagan desaparecer las condiciones por las que esta crisis se repita, no es solucionar nada. Ahondar en los problemas de los monopolios públicos sin que se pueda tratar la información circulante para extraer datos, tampoco es solución de nada. Pagar las deudas contraídas con el futuro exprimiendo la riqueza actual, tampoco nos evita volver a vivir del crédito una vez arregladas las cuentas.

Sólo cambiando las condiciones iniciales que dieron pie al problema, se puede esperar un resultado diferente. Esto ya no es (sólo) economía o política, es método científico. Una olla de agua no deja de hervir si aumentas el calor. Es imprescindible por lo tanto, establecer todo un nuevo sistema de ideas, una nueva teoría "fuerte" (en su acepción matemática), que no sólo solucione este tinglado, sino que además evite su repetición. Casi nada.
Es evidente que hablo desde un punto de vista teórico: existen problemas acuciantes que deben ser resueltos de forma inmediata, para ello, las herramientas disponibles son las que son. No me parece ni mal ni bien usarlas, hay que usarlas porque no hay más remedio. Esto no quita que debamos pensar a más largo plazo y dejemos de dejar herencias envenenadas a quienes vienen detrás.
O, citando a Gandalf: ¡corred, insensatos!