Por una Venezuela libre, por una prensa libre
En Venezuela hay un periodismo valiente que no ha dejado que la garra del dictador Nicolás Maduro destroce la verdad.El célebre Joseph Pullitzer dijo alguna vez que “Las naciones prosperan o decaen simultáneamente con su prensa” y no es exagerado creer que estas palabras marcan definitivamente, más allá de una opinión, una sentencia que vemos como se cumple al pie de la letra. Algunas veces, tristemente al pie de la letra.Soy periodista de formación y de corazón porque creo en la verdad, en la democracia, en la vida. Soy periodista porque siento que somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad y el deber de acompañar a la sociedad con nuestros ojos, voces y criterio.Desde los micrófonos, las páginas, los estudios y –sobre todo- desde la calle, unimos nuestras voces a las protestas, traducimos las frustraciones y hacemos que la verdad sea algo más que una posibilidad en los dos lados de la historia; hacemos que la verdad sea el resultado siempre al final de cada nota, de cada investigación valiente. Tenemos un pacto con la transparencia, pues, así como dijo el mismo Pulitzer: “Una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”.Y desde luego que estas palabras me salen mientras pienso en Venezuela, mientras siento su dolor. No puede uno menos que estremecerse al conocer lo que pasa en el vecino país. Las injusticias y arbitrariedades se dispersan acompañadas de odio y represalias, mientras dejan a lo largo y ancho del territorio una nación tapizada de sangre, horror y tristeza.
Pero en Venezuela hay un periodismo valiente, que no se intimida, que no deja que la garra del dictador destroce la verdad que los reporteros emiten al mundo, para que este festín del violento se quede en la oscuridad y lo fortalezca para acabar con el pueblo.En medio del fuego cruzado y las mismas ojivas dirigidas a sus humanidades, los periodistas defienden su trabajo y le revelan al mundo. Como en el sueño de Dante, así es el infierno que vive Venezuela, que se sumerge cada día más en los círculos de fuego que amenazan con consumirla.
Nicolás Maduro ha continuado la fatal tradición chavista de mutilar el periodismo y, como un bumerang, sus intenciones se le han devuelto. Quiere un periodismo manipulado, a su medida, que se amolde a esa humanidad oscura, arrogante, traidora. Pero el verdadero periodismo no se rinde, lucha sin cuartel por la verdad y sus armas son la voz y la pluma que algún día terminarán con la dictadura y servirán para escribir grandes tratados que recuerden que el poder no está en las recámaras de las armas, sino en el cilindro de un bolígrafo.El periodismo venezolano es valiente y no se doblega ante el tirano, porque más fácil se congela el infierno de Dante que este periodismo sea derrotado.Por eso mi invitación es a que ¡no se detengan! ¡Sigan adelante sin desfallecer! Ustedes, los periodistas, ya hacen parte de la nueva historia que se escribirá de Venezuela y que dará cuenta de un periodismo que no se hincó ni se humilló ante las fuerzas que hoy aprietan el gatillo.
Nuestro corazón está arrugado por Venezuela, duele ver tanta barbarie, tanta injusticia, tanta oscuridad. Correrán muchas lágrimas y se tapizarán muchas llanuras con el vaho pestilente de la violencia, pero tenemos la esperanza que nuestro hermano país saldrá avante y lo hará de la mano del periodismo que ustedes hacen.Como mujer, como madre, como periodista, como política, pero sobre todo como ser humano, hoy quiero manifestar mi admiración por los medios de comunicación del hermano país porque precisamente su valentía y fuerza interior son el ejemplo que debemos tomar para seguir siendo todo aquello que debemos ser. Dios bendiga al periodismo y a Venezuela libre.Tatiana Cabello @TatacabelloPeriodista y Política Colombiana
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