Quebec City encanta y enamora a cualquiera, pero conocer su historia de la mano de un verdadero conocedor, enriquece la visita. El Viejo Quebec (Vieux-Quebec) guarda su interesante historia, sus leyendas y secretos, y algunos de ellos se pueden conocer si realizas el recorrido con Cicérone Tours.
Una lluviosa mañana de septiembre el guía de Cicérone Tours nos llevó por calles, callejuelas, escaleras, subidas y bajadas empedradas del Vieux-Quebec, para mostrarnos y contarnos su historia.
El recorrido comenzó en el Edificio del Parlamento (Hôtel du Parlement), cuyo diseño se inspiró en el Museo del Louvre y fue construido entre 1877 y 1886. Enorme e imponente, cercano a la muralla de Quebec, es un lugar para admiraras desde todos sus costados. Por cierto, que todo el año tiene recorridos gratuitos para conocer su interior en diversos idiomas, incluyendo español (durante el verano).
Luego continuamos por la calle Saint Louis y pasamos por una de las tres puertas de la muralla (Porte Saint Louis), las que aún están en perfectas condiciones. Aquí, vale la pena mencionar que Quebec es la única ciudad amurallada al norte de México. Y esta muralla es una atracción más del lugar, se puede incluso recorrer por algunas de sus partes más altas y se realizan recorridos guiados algunas veces al día, los que parten precisamente desde un punto de encuentro a unos metros de la Porte Saint Louis.
Seguimos el camino por la Rue des Jardins hasta llegar al Museo de las Ursulinas, uno de mis favoritos en la ciudad porque es verdaderamente único. Y seguimos admirando los edificios por sus empedradas calles: la Catedral de la Santísima Trinidad (Cathédrale Holy Trinity), el Ayuntamiento (Hôtel de Ville), Notre-Dame de Quebec y otros más, hasta llegar a la muy reconocida Terrasse Duferin y el Chateau Frontenac, que es uno de los hoteles construidos por la ferroviaria Canadian Pacific Railway. Hoy es el hotel más fotografiado del mundo y un verdadero ícono de Quebec.
Lo siguiente fue bajar en el Funicular hasta Petit Champlain, que es uno de los barrios más tradicionales, coquetos y bonitos de la ciudad. Colmado de boutiques, cafeterías y espacios para el entretenimiento, es precisamente el lugar que ningún visitante se debe perder. A todas horas y en todas las estaciones del año luce encantador.
De ahí, fuimos hasta la Place Royale, que ha sido escenario de diversas filmaciones y cuya apariencia se mantiene prácticamente intacta desde el siglo XVIII.
Para medio día el recorrido había avanzado bastante y la lluvia había cesado, lo que nos permitió disfrutar de un poco de sol hasta llegar hasta el Auberge Saint-Antoine, donde cominos increíble.
Este hotel es uno de los más exclusivos de Quebec y ha recibido a infinidad de personalidades. En su interior se encuentra el acogedor y elegante Restaurante Chez Muffy. Un lugar que combina a la perfección la cocina típica quebecois con la modernidad. Logran sabores de excelencia en cada uno de sus platillos que están preparados siempre con productos de la región. Esta es una tendencia muy arraigada en toda la Provincia de Quebec, en la que se plantean la primicia de cocinar prioritariamente con alimentos que se produzcan en menos de 4 millas a la redonda. Con esto, se favorece el comercio local y se ofrece siempre alimentos con una inigualable frescura.
Esa tarde el menú de mi comida fue: quiche de cebolla caramelizada, tomates al peso, ensalada de arúgula, atlantic char y de postre, una deliciosa tarta de blueberry.
Después de ello, pude visitar el Museo de la Civilización (Musée de la Civilisation), que es el más importante de Quebec; y además me alcanzó el tiempo para echar un vistazo rápido al Musée de l'Amérique Francophone, que estaba a punto de cerrar cuando llegué.
Por último, les cuento que los museos en la ciudad de Quebec suelen cerrara entre 5 y 6 de la tarde, prácticamente todo el año, aunque algunos tienen horario extendido algunos días durante el verano.
Más información sobre recorridos turísticos por la ciudad:www.cicerone.ca