Don Vari se fue a conversar con casi todos los vecinos para informarles que el iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para eliminar el comején y evitar que cortaran el árbol. Quien le dice que no a una persona de 96 años y que además es un excelente vecino.
Reclutó un comité de ornato, como le llamó una de las vecinas, y limpiaron el área de piedras y basura. Retiraron las bromelias que tenía en la base del tronco, y una cheflera enorme que había crecido dónde el tronco se divide en ramas, porque según el, por ahí se aloja el comején. Dirigió el corte de las ramas que el entendía debían ser cortadas, ya fuera porque estaban secas, maltrechas, muy bajitas o muy largas y así logró darle una forma muy bonita a la copa del árbol.
Ha pasado un año y no sabemos si alguno de los vecinos haya solicitado al gobierno los permisos para cortar el flamboyán, al menos no hemos sido entrevistados al respecto. Don Vari sigue desbaratando los túneles del comején porque no ha podido acabar con el mismo, mantiene en buen estado la grama que sembró, se sube a una camioneta a podar las ramas muy bajitas y en las tardes de mucho calor se sienta a leer bajo la sombra y al fresco del árbol que decidió salvar. Yo lo miro de lejos y le doy gracias a Dios por permitirle esa alegría.