Si me conoces bien, sabes que me encantan los cuentos.De hecho, en mis vídeos de psicología siempre suelo incluir un cuento que refleje acerca del tema en cuestión que se trate e igual lo hago a veces en mis talleres con adolescentes. Es porque el cuento tiene un valor pedagógico muy claro, pero además, considero que tiene también mucho poder simbólico y social.
Por eso no entiendo por qué hemos llegado a pensar que el cuento es cosa de niños.¡Vamos al lío!
1. Los cuentos y el mundo de lo simbólico
Vivimos en un mundo en el que olvidamos que el tiempo que llevamos escribiendo es mucho menor al que llevamos existiendo. Antes de la escritura (y durante muchos años con ella, cuando leer no era lo "normal" por un acceso muy restringido a la educación) la tradición oral era poderosa difusora de aprendizajes básicos.Para "salir al mundo" había que saber un mínimo de cosas y esa sabiduría se trasmitía de una forma mucho más fácil y más universal con las figuras simbólicas. La bruja, el héroe o la madre, son arquetipos que transmiten muchísima información en los cuentos. La muerte, el amor, el paso a la adultez son a menudo momentos que salen representados de manera simbólica.Esto que te explico lo desarrollan muy claramente las autoras Cristina Bermúdez, Elsa Domínguez, Susana García, Núria Garrido, Xavier Marfil, Núria Ortizy Sara Romero en su trabajo de investigación "Los cuentos de hadas y su simbología" con esta cita:“La mayoría de nuestros antepasados fueron analfabetos. Es verdad. Pero no fueron ignorantes. Ellos, simplemente, disponían de otro sistema de almacenamiento y transmisión del saber. A ellos les bastaba la memoria, que hacía las veces de biblioteca, y la transmisión oral, que hacía las veces de lectura. Y, a su manera, no eran menos sabios que nosotros. A su vez, los niños de aquella sociedad analfabeta, pero no ignorante, estaban en contacto permanente con la literatura de tradición oral, ya fuesen canciones, cuentos o adivinanzas, desde su más tierna edad hasta su madurez. No iban a la escuela, pero heredaban un saber secular. No leían, pero escuchaban la literatura que sabían sus mayores, y jugaban todo el día con las canciones y las fórmulas verbales que les había llegado a la tribu. En el fondo, eran más literarios que los niños alfabetizados de nuestros días"
Pero las personas adultas también necesitamos del símbolo: el cuento no solo enseña, también nos dan seguridad, predictibilidad y nos hacen conectar con nuestro mundo interior y a menudo, con procesos totalmente subconscientes de nuestro yo. En un mundo en el que corremos tanto que a menudo disociamos, conectar contigo misma a través de los símbolos es terapéutico.
2. Compartir cuentos como manera de socialización.
Y además de las funciones pedagógicas y simbólicas, el cuento UNE. Es una poderosa herramienta de socialización desde tiempos inmemoriales: contar historias alrededor de una hoguera (ojo a la simbología del círculo que también tiene lo suyo), contar cuentos a tus nietos, leerle un cuento bonito a tu pareja... dan lugar a momentos muy especiales que no deberíamos olvidar rescatar de vez en cuando.
3. Te presento a una gran cuenta cuentos.
Ana Cristina Herreros es una filóloga, editora y griot (su nombre en las redes es Cristina Griot) o narradora oral a la que conocí gracias al podcast "La escóbula de la brújula". Me fascinaron tanto sus entrevistas que compré un par de ediciones de sus libros - y no serán las últimas-. Las tienes en las fotos que ilustran este post. Y para que conozcas mejor a Ana, te dejo una cita que me encantó y me hizo pensar:"Frente a los valores
modernos de sumar, ganar, encontrar un tesoro, llegar a la meta, los cuentos
tradicionales nos enseñan el valor de restar, de perder, de despojarse, de
detenerse. Y así nos enseñan que cuando alguien suma es porque otro resta, que
no hay mayor ganancia que perder que perderse, que no hay mayor tesoro que
encontrarle valor a lo inútil, que lo único que tienes es aquello que das, y
que no hay forma de encontrar el camino si no te detienes.
De hecho, en los cuentos
tradicionales todo sucede cuando el héroe se detiene, cuando pierde el tiempo,
cuando olvida, por un momento, qué lo ha puesto en camino. El héroe se ha
puesto en camino, no lo olvidemos nosotros, porque algo ha alterado su
equilibrio callado, y se ha echado al mundo a resolver su conflicto y recuperar
la armonía, el silencio, pero, para conseguir su meta, habrá de
detenerse."
¿Recuerdas el post sobre "Luna Roja"? La autora menciona un cuento, llamado "La leyenda de Lady Ragel" y me encantó leerlo. ¿Te gustaría que un día le dedicase una entrada?
Gracias por seguir en este viaje.