Ibiza… noche cálida… una cena a la luz de las velas… olor a brezo y jazmín…tranquilidad…un pintor callejero nos ofrece una de sus acuarelas, le compro una, es preciosa, aunque he de confesar que la elegí por el poema de Galeano que aparecía bajo la firma del autor:
De nuestros miedos nacen nuestros corajes,
y en nuestras dudas viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian otra realidad posible y los delirios otra razón.
En los extravíos nos esperan los hallazgos.
Porque es preciso perderse para volver a encontrarse.
En la mesa de al lado una pareja cena – ellos también compran una acuarela- casi no hablan, sin embargo nosotros hablamos mucho, mucho…. La cena increíblemente buena, los camareros majísimos, nosotros hablando mucho y disfrutando del encanto del lugar…la pareja de al lado sigue en silencio…se van… a él pude verle, a ella lamentablemente no, pese a tenerla muy cerca de mi – la enredadera impedía que pudiésemos vernos mutuamente … milhojas con helado de canela y vainilla de postre, delicioso…uno de los camareros nos entrega una carta – dice que la pareja de al lado escuchó nuestra conversación y quiso dejarnos una carta.
La escribió la mujer y comienza así:
Estoy a vuestro lado. Con mi marido, con mi vida. Tengo 39 años, un marido y una hija y cáncer….
Desde esa noche pienso mucho en ti, en cómo estarás, y en tus palabras que tan bellamente reflejaban cómo lo esencial, lo más importante en la vida, escapa a la superficialidad en la que muchas veces nos resulta más cómodo movernos. Nos regalaste algo muy hermoso aquella noche, y te lo quiero agradecer. No dejaste modo de contactar contigo así que aprovecho mi blog para lanzar al universo este mensaje de agradecimiento sincero… quizá te llegue – seguro que es así-
Además nos propusiste un sencillo ejercicio, como tú lo llamaste, quiero decirte que lo hicimos- lloramos, nos emocionamos… ahora lo utilizo en algunas de mis sesiones, y siempre me acuerdo de aquel emocionado momento en que leí tu carta.
Porque es preciso perderse para volver a encontrarse, por esa estrofa del poema compré la acuarela al pintor, Tú también te perdiste durante algún tiempo, y ahora te has encontrado, Yo me pierdo continuamente en esta aventura que es la vida y me encuentro, me desencuentro, y me vuelvo a encontrar…
El aceptar que la vida sea digna de ser vivida, a pesar de todas las adversidades que encontramos en ella, es una de las claves de la felicidad, verdad?
Querida compañera de restaurante, te doy mil gracias por convertir aquel momento en una experiencia transformadora que recordaré siempre.
Te despediste diciendo que estas aprendiendo a vivir, creo que sobra lo de aprendiendo… no crees?
Mil gracias
Maite