La respuesta a esta pregunta puede ser fácil: Porque hay gente que quiere aprender a revelar/positivar.
Pero mi pregunta va un poco más al fondo. ¿Qué ha sucedido en estos 15 años para que cada vez más personas quieran saber cómo funciona una cámara de placas o el proceso foto-químico? ¿Qué empuja a individuos de la generación digital a meterse en el laboratorio? ¿Es nostalgia lo que hace que personas que usaron el laboratorio hace años y lo abandonaron vuelvan a rescatarlo? ¿O quizás desengaño?
La digitalización de diversas actividades cotidianas, pese a haberse implementado de manera agresiva ayudadas por el poder económico y mediático, no deja de mostrar un carácter auto-inmune, que se devora a sí misma a una velocidad pasmosa, (no voy a hablar de vinilos, casetes, nuevos estudios de grabación analógicos...)
No sabemos lo que va a pasar, pero si lo que ha pasado, y probablemente una sensación de pérdida haga que nos aferremos mientras podamos a aquellas cosas reales y tangibles, vividas o no. Y al mismo tiempo pasamos mas de media vida enganchados al mundo virtual, escribiendo blogs, chateando por wsp , contando nuestra vida en facebook o quemando la cámara de nuestro smartphone para seguir contando nuestra vida en instagram.
Siempre he pensado que todo es compatible, que la riqueza la proporciona la diversidad y reconozco que me encanta mi móvil, wsp, instagram, cada vez menos facebook; que hay personas interesantes que si no es por skype o hangouts no hablaría nunca con ellas. Me divierte photoshop, programa que conozco como la palma de mi mano y anuncio mis talleres en carteles diseñados en illustrator... pero el laboratorio no tiene nada que ver con todo eso, ni siquiera tiene que ver con nuestro mundo real cotidiano. Es una entrada a otro círculo oscuro, oculto, secreto, donde cada vez que se hace la luz ha surgido algo nuevo, distinto a lo anterior gracias a tus conocimientos, a tus manos... a tus ojos encandilados en rojo. Son anocheceres y amaneceres continuos de creación donde el resultado depende de uno mismo y siempre condicionado por las limitaciones del sistema. Una vía de escape de la cotidianidad en la que siempre ganas, por que el proceso de aprendizaje e interiorización es acumulativo y siempre te va a servir para el siguiente amanecer.
Es probable que esa sea mi razón, que esa oportunidad de escape me empuje a meterme al cuarto oscuro. Pero sigo sin tener una respuesta clara a este fenómeno, así que mientras cuelgo esto en blogger, voy a ir programando las fechas para los talleres de octubre, que van a ser variaditos.
Feliz verano a quien le quede verano!
Rubén