¿Porqué hay discrepancias entre los datos de las administraciones y de los sindicatos en el seguimiento de las huelgas?

Publicado el 08 junio 2010 por Trinitro @trinitro

Esta jornada de la huelga general del sector público ha sido el paradigma de los datos confrontados, mientras que los sindicatos en Catalunya hablaban del 73% de seguimiento, las diversas administraciones daban seguimientos mucho más bajos: el 11% la administración general del estado, 14% la Generalitat y el 20% el ayuntamiento de Barcelona.

O podemos pensar que sindicatos y administraciones se inventan las cifras con todo descaro a su propia conveniencia, o bien tiene que haber de partida criterios diferentes para valorar el seguimiento de una huelga, que aunque algo pueda haber sería insostenible que fuera con este nivel de discrepancia porqué al final afectando a tanta gente (500.000 personas en Catalunya) al final socialmente no se puede inventar una huelga, como tampoco se puede esconder si se ha secundado.

Barriendo para casa

Las huelgas generales tienen servicios mínimos, servicios que sobretodo afectan al transporte y a servicios públicos esenciales. Algunos de ellos son abusivos, o incluso absurdos, por ejemplo, se establecen servicios mínimos en el sector sanitario que supera en plantilla de servicios mínimos a la que se tiene habitualmente todos los días laborales normales (ponen en la cifra de servicios mínimos incluso a la plantilla que está de vacaciones o de baja). En el caso de los “datos sindicales” descuentan los trabajadores de servicios mínimos, mientras que las administraciones los incluyen. Así, si por ejemplo un hospital con 300 trabajadores cuenta con servicios mínimos con 200 personas en plantilla (tirando a la baja, es así como se han ido decretando), si el día de la huelga asisten 230 trabajadores, los sindicatos contabilizarían que la huelga tiene un seguimiento del 70% (sólo 100 podrían hacer huelga, y no asisten 70), mientras que la administración cuantificaría el seguimiento en un 24% (aproximadamente 70 de 300).

Problemas e incentivos negativos para declarar el número de huelguistas

Un fenómeno que ocurrió en la huelga del 2001 es que no todos los empresarios declararon la afectación de la huelga en su actividad, a pesar que la huelga sí ocurrió y con un seguimiento significado (sentencia contra Urdaci y TVE de por medio). Esa declaración es la que permite descontarle en la nómina de ese mes a los trabajadores que la siguieron los costes laborales equivalente a ese día de actividad. Hay incentivos para que los empresarios, a pesar de que permitiría no pagar los salarios de esos trabajadores que han hecho huegla en su empresa, no lo declaren. Primero por las asimetrías que se genera en la plantilla (hablaremos de los fraudes en la huelga), segundo por los costes de gestión, tercero por falta de conocimiento de las reglas de juego en empresarios de empresas pequeñas, cuarto por mantener una paz social en su empresa (hay que tener en cuenta que los empresarios se comen una huelga que no va dirigida por una decisión suya sinó del gobierno de turno y no desesan trasladar conflictividad a su empresa) vamos para evitar líos, y como no, también hay empresarios militantes que deseaban que la huelga fracasara y no querían sumar las cifras de sus huelguistas a la causa o que aprovecharon para parar la actividad, hubo triquiñuelas para aprovechar ese día y hacer balance y poder dar como libre el día a la mayoría de la plantilla, pactaron que las horas se recuperarían las semanas siguientes, etc… . El hecho es que los empresarios no declararon de forma generalizada las huelgas realizadas en sus empresas.

Lo mismo ocurre en la administración pública, un alcalde de un ayuntamiento pequeño también tiene los incentivos para evitar descontar los días de huelga a sus trabajadores (como compensación también por la reducción de salario), hay ineficiencias administrativas, incentivos políticos para que la huelga no salga reflejada, retrasos (intencionados o no) en la entrega de los datos de huelguistas (total, la nómina de Junio se paga a final de mes y tienen tiempo hasta entonces de declararlo, etc…).

Pequeños fraudes y miserias de los huelguistas

Muchos trabajadores ante la tesitura de una huelga deciden practicarla pero aprovechando diversas triquiñuelas. Se declaran enfermos (legalmente las bajas no han de ir acompañadas de justificante médico hasta el tercer día), utilizan horas de libre disposición, abusan de la autonomía que tienen (son comerciales y aprovechan que hacen una visita fuera para ir a la manifestación), hacen huelga escudándose en otros compañeros que la hacen y sin ellos no pueden realizar su actividad (¿que voy a hacer si los de contabilidad están de huelga y no puedo seguir los balances que me pasáis?). Lamentablemente en el sector público se ha abusado de las horas de libre disposición para no ser penalizados por realizar una huelga.

No quiero juzgar moralmente a los que utilizan esta figura porqué más allá de la penalización económica que se quiera evitar (algo que no es correcto pero entendible, hay quien va muy apurado), también hay miedos, problemas con los jefes, etc.. incluso en el sector público. La microsociología del mercado laboral es muy curiosa y las huelgas muestran esas microrealidades. Hay departamentos que no cierran hasta que no pasa el piquete o el delegado sindical de turno (la lógica humana es muy curiosa, se llegan a acuerdos tácitos entre responsables del departamento y trabajadores de “no hacemos huelga si nadie viene a recordárnoslo y si vienen los utilizamos de escusa para hacerla”, el resultado es que fichan a primera hora contabilizan como el haber estado trabajando pero cierran la actividad cuando pasa el piquete y cuentan para los sindicatos como huelguistas).

El hecho es que diversos subterfugios y triquiñuelas esconden huelguistas, y generan discrepancias en las cifras de unos y otros.

Diversas metodologías dan seguimientos diferentes.

En definitiva, contar o no a los servicios mínimos en el seguimiento, las dificultades y anomalías a la hora de declarar los huelguistas por parte de los empleadores o responsables y las triquiñuelas, subterfugios y malas praxys individuales hacen que dos métodos diferentes de contar participantes en una huelga es lo que hace que den resultados tan dispares. Los sindicatos contabilizan el seguimiento de la huelga “in situ”, los delegados pasan por los departamentos y áreas contabilizan el número de trabajadores presentes y descuentan los que están ahí por servicios mínimos, calculan el seguimiento con respecto a la plantilla del departamento (si lo saben descuentan las bajas reales, sinó, no), y comunican el dato a sus federaciones sectoriales de turno. Las administraciones consultan a los empleadores (en este caso ellas mismas) en cada centro y les preguntan cuantos trabajadores se han declarado en huelga, calculan el porcentaje en base a los trabajadores en plantilla.

El hecho es que unos cuentan los que vienen y otros cuentan los que no vienen por la huelga, descontando unos los que están de servicios mínimos y los otros no. El resultado es que estas discrepancias de criterio y metodología explican las discrepancias finales de los datos. Porqué son tan dispares que es absurdo que ambos mientan de forma tan descarada, en algo que es cotejable in situ por los propios convocados.

¿Y como se valora también el éxito de una huelga?

En el caso de una huelga general multisectorial hay cosas evidentes: los transportes no funcionan, hay caídas de la demanda de energía debido a la caída de actividad en el sector industrial, etc.. en la administración pública con todos los servicios considerados esenciales y con servicios mínimos es difícil ver caer esos servicios de forma tan evidente. Por ello siempre se organiza “la manifestación” de la huelga general. Y en este caso se hacía a una hora que otros trabajadores no podrían venir, a las 12:00h. Esta manifestación la mayoría de trabajadores industriales y del sector servicio cabreados con los gobiernos de turno o militantes sindicales no podían ir, como mucho los delegados sindicales con horas, cosa que sabemos que son pocos, por tanto, si la manifestación es de unos pocos millares o más ya los que asisten se puede considerar que son los huelguistas (los que pueden venir a la manifestación, los que están de acuerdo con la manifestación, los que hacen huelga en zonas próximas a la ciudad donde se hace la manifestación [dudo mucho que los de la Vall d'Aran bajen a la mani de Lleida], etc…), por tanto si la manifestación tiene un gran seguimiento tenemos un indicador indirecto de que la huelga ha ido bien, si van cuatro o la huelga ha ido mal o a pesar de hacer huelga esta se hace fuera de los motivos de los convocantes y los huelguistas no la secundan apoyando la manifestación.

El hecho es que la mani, al menos la de Barcelona, a la que asistí, fué bastante bien. Los convocantes dieron primero una cifra de 70.000 que luego corrigieron por 150.000, debido a que en el momento que dieron la cifra aún no había contabilizado toda la gente que estaba intentando incorporarse. En el momento que la cabecera llegó a la Catedral, aún había manifestantes saliendo de Ronda Universitat. Puedo hacer cálculos en manis de menos de 50.000 personas, más se me escapa, pero el área cubierta es claramente superior a la cubierta en la manifestación de Febrero que daban casi 40.000 personas reales, por tanto sí, fué una manifestación enorme, no sé si 100.000, 150.000 o 200.000 o 80.000 pero el hecho es que la manifestación es la más grande de Barcelona desde las manifestaciones de NO a la Guerra (se daban cifras de 1.000.000 de manifestantes) por tanto, sí, al menos este dato indirecto indica que la huelga funcionó.