Porque hay mamás para todos los gustos

Por Martazz
Si tuviera que clasificar a mi madre con una etiqueta o dentro de un estereotipo de madre debo afirmar que lo tendría difícil. Ya, me diréis que todas las madres son únicas, que quién no está orgulloso de la suya, etcétera, etcétera. Sí, pero mi madre es única de verdad y es difícil estar más orgullosa que yo de tenerla.
Cada día que pasa descubro nuevas facetas en ella. Quizá sea porque al hacerme yo mayor e ir aprendiendo de la vida puedo escudriñar mejor entre sus comportamientos y reconocer virtudes más complejas que las que intuía de niña.
Abuela Guisante no sólo sabe preparar las mejores tartas de chocolate del mundo y las paellas más apetitosas cuando vuelve del trabajo, siempre está preparada para cada imprevisto, sabe encontrar los mejores regalos del mundo, es capaz de organizar una fiesta ella sola o de pintar los gatos más simpáticos del planeta. Pero es que además, Abuela Guisante es capaz de hacerte sonreír con disparates siempre nuevos y, ante todo, es la mamá más fuerte que jamás he conocido. Su fortaleza ante el desaliento, su humor frente a la tragedia y su ironía ante los conflictos la convierten en toda una supermamá. ¡Y cada día está más guapa!
En el libro Un mundo de mamás, escrito por Marta González e ilustrado por Carla Nazareth, no logro encontrar el tipo de madre donde encajaría Marmota (así la llamo yo y no intentéis adivinar por qué). En este precioso catálogo de madres encontramos mamás dulces, mamás rápidas, mamás guerreras, mamás artistas, mamás cocineras, mamás lectoras... La mía es todo eso y más; es inclasificable. Marmota me enseñó a hacer punto y a pintar, me enseñó que es posible hacer una comida con el frigorífico vacío, me abrió los ojos al sentido del humor disparatado y a estar siempre preparada para lo que pudiera llegar.
Junto con Abuelo Guisante supo equilibrar una educación completa, rica y siempre amena. La verdad es que no sé qué tipo de mamá se propuso ser ella con nosotros, pero hemos de agradecerle cada esfuerzo y cada logro nuestro es sin duda fruto de su ayuda y apoyo.
¿En qué tipo de madre se reconocería ella? Lo ignoro. ¿Qué tipo de madre seré yo? Lo ignoro también. Lo que sí que puedo es elegir a mis mamás favoritas de este libro. Me encanta, por ejemplo, Mamá Bicicleta, con todo listo en su cestita para una emergencia y siempre pedaleando a ritmo de lo que convenga en cada minuto. Echándole imaginación quizá yo sea un poco una mezcla de varias. Me gustaría ser Mamá Picasso y pasar la tarde amaestrando acuarelas mientras el sol declina, me gustaría ser Mamá Mozart, siempre tarareando, me encantará ser un poco Mamá Sirena y convertirme en la reina de los mares los días de verano y piscina, seré sin duda Mamá Caperucita leyéndole a Guisantito cada día un poquito, también un poco Mamá Hada para espantar a los monstruos nocturnos y regar sonrisas, otro poco de Mamá Maga para inventar jarabes que curen lágrimas y heridas y un toque final de Mamá Piano, con una partitura inabarcable de juegos y excursiones.
¿Y vosotros? ¿Qué tipo de mamá habéis tenido? ¿Qué tipo de mamá/papá sois?
Quizá os pueda ayudar a averiguarlo este libro. Sus textos son todo un prodigio de imaginación; salpicados de detalles que os harán abrir la boca de sorpresa, encontraréis en él desde recetas hasta listas de actividades pirata o un práctico mapa del bolso de una mamá (incluye por supuesto tiritas y pañuelos, faltaba más).
Acerca de las ilustraciones lo mejor que puedo hacer es recomendaros su inspección detallada. Son dulces los colores y trazos con los que Carla Nazareth edifica cada ilustración. No encontraréis lo esperable nunca en ellos; si por ejemplo pensáis encontrar un dibujo típico de Mamá Caperucita os sorprenderéis al encontrar  su acogedor rincón de lectura precioso, pero vacío, con libros esperando al momento mágico de la palabra. Las perspectivas y los espacios parecen ser motivo de juego para la inventiva de esta extraordinaria ilustradora; los fondos que envuelven los textos surgen de paredes, cielos, prados, mares y suelos de una manera siempre envolvente y armónica.
No os perdáis este libro. Os anuncio desde aquí que no se trata de un título para leer "del tirón" sino para gozar a ratos sueltos. Ya me contaréis. 

Franco Battiato de fondo ("Yo quiero verte danzar")
_______________________________________________Un mundo de mamásMarta González y Carla NazarethComanegra, 2009