Mucho se está hablando de la Ley de Economía Sostenible. Es un ley de reforma económica en la que meten de incógnito un artículo donde parte del gobierno se reserva poderes para cerrar páginas webs de intercambio de archivos sin orden judicial. Un grave ataque a la libertad de expresión y a la neutralidad de la red, un ataque por el que hay que protestar sin lugar a dudas.
En algunos manifiestos de respuesta que he visto dicen que:
En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas.
El problema es que por mucho que eso se cumpla, por mucho que debatamos, las leyes las aprueban unos pocos. Es como si nos juntamos veinte amigos en un bar y tras decidir todos juntos que preferimos tomar, es uno quien pide lo que le da la gana. Todo para el pueblo pero sin el pueblo.
Sí, ya se que son electos: ¿pero eso les da la legitimidad para legislar por todos en todos los asuntos de la vida pública?
Una de las más importantes lacras de los sistemas parlamentarios es su falta de democracia -más allá de la elección de los dirigentes-. No es la primera vez que se legisla contra el pueblo sin que el pueblo pueda decir nada y ante sus narices. La Ley Antiterrorista, la ley de partidos políticos y esta ley, entre muchas otras, son muestra clara de un totalitarismo político que nada debería tener que ver con una democracia.
La solución es la aprobación de cualquier ley por el método del referéndum.
Aunque no podemos, en este país, asegurar campañas limpias y sin intervención de capitales privados, al menos tendremos la oportunidad de defender nuestras posiciones.