Porteo de niños grandes: cómodo, práctico y divertido

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient

El porteo de niños grandes es cómodo, práctico y divertido. Y dejémoslo claro: igual de necesario que cuando son pequeñitos.

Lo digo así, nada más empezar el post, porque creo que con el porteo de niños grandes ocurre lo mismo que con la lactancia prolongada. Cuando son pequeñitos a muchas personas les despierta ternura, les llama la atención de un modo positivo, incluso te felicitan, te animan a continuar… pero los meses pasan de prisa y más pronto que tarde muchos de aquellos que al principio te felicitaban, empiezan a inquietarse. ¿Hasta cuándo vas a… ? es una pregunta que comienzan a hacerte con frecuencia.

Pues bien:

EL PORTEO DE NIÑOS GRANDES ES CÓMODO

Sí, por supuesto que se puede llevar un niño grande en una mochila. Por tres razones fundamentales:

  1. Porque una mochila ergonómica reparte el peso de forma homogénea, desde los hombros hacia la cadera, sin sobrecargar tu espalda y sin modificar tu postura. Muy al contrario, una mochila bien ajustada te ayuda a mejorar tu postura y el peso bien repartido y pegado a tu cuerpo hace que el niño pese menos que si le lleváramos directamente en brazos (con todo su peso concentrado en un punto y nuestro cuerpo tratando de amoldarse a esa carga mal equilibrada).
  2. Porque lo que es incomodísimo para los papás es llevar al niño en brazos, sin ayuda de un portabebés ergonómico. Yo lo digo claramente: no soy capaz de dar dos pasos con mis hijos en brazos, ni cuando eran pequeñitos podía. No tengo fuerza en los brazos y además peso poco y fácilmente mi centro de gravedad se desequilibra, con lo que me duele todo y no puedo ni respirar (soy asmática y tengo una respiración demasiado superficial).
  3. Porque portear te pone en forma, es como si fueras al gimnasio. Si llegas allí el primer día y te pones a hacer ejercicio sin control al día siguiente estás molido y corres el riesgo de lesionarte. Pero en el porteo vas avanzando de forma paulatina: un día un poquito, otro día un poco más, después una caminata más larga. Si has empezado a llevar a tu bebé cuando era un recién nacido, el niño poco a poco va ganando peso al mismo tiempo que tu cuerpo se va fortaleciendo. Antes de que te des cuenta tu bebé pesará ya 8, 10 kilos y tu le llevarás como si nada, porque llevas meses entrenándote sin esfuerzo alguno. ¿Conocéis una mejor forma de ponerse en forma?

EL PORTEO DE NIÑOS GRANDES ES PRÁCTICO 

Los niños se cansan de andar, esto es innegable.

Muchos papás, sobre todo pensando en las mochilas colgonas, creen que en cuanto el niño camine ya no van a necesitar una mochila portabebés porque su hijo irá tranquilamente andando y además no podrán soportar el peso. Pero lo cierto es que los niños, incluso los que han salido más andadores, se cansan pronto de caminar. Incluso aunque no estén cansados, necesitan contacto, abrazarnos, sentirnos. Es una realidad biológica que, opines lo que opines sobre cogerles en brazos, está ahí.

A menudo veo a papás con niños grandes manejando un carrito con un niño que ya pesa lo suyo, por calles empinadas, llenas de baches, escaleras, zonas de paso estrechas, restaurantes con las mesas pegadísimas… llevando un trasto durante años, muchas veces vacío, sólo por si acaso. Está claro que cada cosa puede tener su momento ¡y cada familia es un mundo! pero la practicidad de llevar una mochila contigo, que la puedes llevar en cualquier parte, incluso dejártela puesta en la cintura para usarla cuando la necesites.

El porteo de niños grandes es práctico porque llevar una mochila, incluso aunque no la uses en ese momento, no resulta nada molesto, y en el momento en que tu hijo necesite brazos sabes que vas a poder subirle, llevarle sin cansarte, con el niño contento y tú con los brazos libres y sin preocuparte por barreras arquitectónicas.

EL PORTEO DE NIÑOS GRANDES ES DIVERTIDO

No puedo quedarme con una sola etapa del porteo, al igual que no podría elegir una sola etapa de nuestra lactancia, porque cada una tuvo algo especial y emocionante. Pero, desde luego, lo bien que me lo paso porteando a mis hijos ahora que me dan conversación, ¡eso no tiene precio!

No sé por qué razón pero mis hijos, que en general son de hablar alto, cuando van por la calle hablan bajiiiiiito bajiiiiito. En cambio cuando les porteo me van hablando casi al oído, con lo cual podemos tener conversaciones de lo más interesantes sobre lo que van viendo, saludar a la gente que pasa y se nos queda mirando, jugar a ir más o menos despacio… Uno de los recuerdos imborrables que tengo de este verano, que creo que ya será un recuerdo entrañable para siempre, es subir a la biblioteca conversando con el Peque en mi espalda y Mayor de mi mano.

El porteo de niños grandes es divertido porque puedes conversar con ellos a su misma altura, compartir sus impresiones mientras descubren el mundo. Ellos colaboran para subirse, para colocarse, ya no te tiran del pelo y saben que si no se mueven mucho todos iremos más cómodos, te abrazan, te acarician, aprovechan para saludar a la gente y disfrutar del paisaje a tu misma altura… Una gran experiencia, en definitiva.

¿CON QUÉ MOCHILAS PORTEAMOS A NIÑOS GRANDES?

Para ellos tenemos las mochilas toddler, es decir, mochilas pensadas para bebés grandotes o que ya casi podemos llamar niños. Mochilas mucho más grandes tanto en alto como en ancho, un mayor soporte del tejido y unas características diseñadas para llevar niños de esa envergadura y peso.

Como el porteo ergonómico se va extendiendo, cada vez tenemos más opciones para portear a niños grandes.

El Peque es un niño pequeño (14 kilos y unos 95 cm con 3 años y 9 meses) por lo que, en general, sigue pudiendo usar mochilas de tamaño baby o estándar. Lo cierto es que como en el día a día de Kangarunga (antes Mochilas-Portabebés.es, que es posible que algunos no conozcáis el cambio) vamos cambiando de mochilas para probarlas todas a fondo, raro es el día que repetimos. ¡Tenemos esa suerte!

En cualquier caso, os muestro cuáles son las mochilas toddler que más usamos, esas que siempre cogemos cuando sabemos que vamos a hacer una buena caminata o vamos a ir a un sitio donde muy probablemente nos va a hacer falta:

Tula Toddler

Muchos sabéis el cariño que le tenemos a nuestra Tula Baby y lo mucho que la hemos usado. Pues la Tula Toddler no se queda atrás. Una mochila sorprendentemente ligera y fácil de plegar a pesar del tamaño que tiene, con un acolchado magnífico y estéticamente preciosa. Es difícil ponerla un pero porque hasta la relación calidad-precio es estupenda, con un acabado en el que se nota el mimo con el que están cosidas. La Tula Toddler es cómoda, sencillísima, ligera y realmente preciosa.

Emeibaby Toddler

Ha sido la favorita del Peque durante una larga temporada porque el color verde manzana ácida le tenía fascinado. Al igual que su hermana pequeña, la Emeibaby Toddler es un diez en adaptabilidad al niño.

De hecho, es la única que aún puede recogerle bien los muslos a Mayor, como os muestro en esta foto, en la que tenía 5 años largos y medía en torno a 1.14 m si no recuerdo mal.

Beco Toddler

Ha sido nuestra última incorporación, ya que hace apenas un par de meses de su llegada a España. Al igual que os comentaba de la Tula, en muchas ocasiones he explicado lo mucho que nos gusta nuestra Beco Soleil y el uso tan intensivo que le hemos dado. La Beco Toddler está al mismo nivel, siendo una mochila realmente completa (incluso incluye bolsito para poner y quitar del panel) y con una gran superficie de acolchado.

Aunque ahora mismo es la que más estamos usando por aquello de la novedad, lo cierto es que el panel es incluso demasiado alto para el Peque ahora mismo. Y es que es una mochila realmente grande, casi 5 cm más alta que la Tula Toddler. En nuestro caso no es un problema porque el Peque es niño de llevar los brazos por dentro, bien pegadito a mi, pero si quisiera ir con los brazos por fuera no iría igual de cómodo que en las anteriores.

NUESTRA EXPERIENCIA PORTEANDO NIÑOS GRANDES

Con el tiempo, como es lógico, se portea menos. También hay que tener en cuenta que los dos primeros años fueron de porteo intensivo. Como es natural, ahora porteamos mucho menos, de hecho a veces pasan varios días sin que usemos nuestras mochilas.

A día de hoy las usamos con el Peque cuando está cansado y yo tengo que hacer cosas, alguna vez si está malito (que no está casi nunca) y, sobre todo, cuando salimos y sabemos que se va a cansar, por ejemplo si vamos a dar una vuelta por El Retiro o el Parque Warner.

También las usamos con Mayor. Mucho menos porque él ha sido siempre de andar bastante, pero hay veces que el cansancio no perdona o simplemente hay ganas de que mamá o papá nos lleven un rato igual que al hermano pequeño, algo que nos parece bastante natural.

Para todos opinólogos a los que los ojos les daban vueltas cuando íbamos a buscar a Mayor en mochila, decirles que pueden estar tranquilos porque sus vaticinios no se han cumplido: incluso un niño como el Peque llega un día en que empieza a necesitar menos los brazos de mamá y papá para aventurarse a conocer el mundo de otra manera.

Y ahora que os he contado todo esto, ¡os toca a vosotros! Me encantaría saber si porteáis a vuestros niños grandes. ¡Compartamos experiencias!