A diferencia de lo que pudiera pensarse, por su relación con el Día de muertos, nada tiene que ver con el México prehispánico o el virreinal, sino con el porfiniano. La calavera Catrina, surge como una caricatura de la alta sociedad del Porfiriato, una obra del grabador José Guadalupe Posada. El nombre de Catrina, viene de la palabra "catrín", que es un hombre elegante, bien vestido y fino; su acompañante femenino es la catrina, lo que convierte a estos personajes, en la imagen clásica de la aristocracia de fines del siglo XIX y principios del XX.
Posada era una artista del pueblo, por eso sus grabados tienen la picardía y sencillez del lenguaje popular mexican
La Catrina, junto a las calaveras y calaveritas de dulce, son la típica imagen de noviembre, la primera solo es una imagen; las segundas son versos chuscos alusivos a la muerte de alguien, y las terceras caramelos de azúcar que se ponen en los altares dedicados a los muertitos en estos días.
El paso del tiempo y el cada vez más lejano Porfiriato, con sus modas y contradicciones, hicieron que la Catrina fuera realmente imagen o personificación de la muerte ante el recuerdo nostálgico de un ser querido fallecido, cuya existencia ocurrió en una época ajena a la actual. De esta forma, en medio de la burla que el pueblo mexicano hace a la muerte, denota su respeta hacia ella; porque sabe que a fin de cuentas tarde o temprano llega para todos. El Día de muertos no es la fiesta en honor a la muerte, sino una festivida
Yo muero,
tú falleces,
él sucumbe,
nosotros nos estiramos,
vosotros os petateáis,
ellos se difuntean.