Quien más y quien menos estos días estará más aliviado cuando va a repostar en una gasolinera.
Los precios de los carburantes están realmente bajos y nuestros bolsillos bien lo agradecen.
Pero, ¿qué está pasando?
La respuesta, compleja, se resume en una sencilla frase: hay mucha más oferta de petróleo que lo que requiere la demanda.
Cuando de un producto hay poco o es escaso, su precio sube. Sin embargo, cuando hay muchos oferentes, el producto pierde la idea de exclusividad y se vulgariza, se abarata.
Para explicar la complejidad hay que presentar a varios actores: Estados Unidos, Arabia Saudita y los países de la OPEP.
Estados Unidos
Es un gran país rico, curiosamente, en petróleo. Sí, en petróleo. Pero ha preferido, históricamente, comprar petróleo en el extranjero (en la OPEP) y así no gastar sus reservas. Y para asegurarse el suministro ha tenido que hacer alguna que otra guerra e invasión, obligado, en el Golfo Pérsico.
Precisamente estas pequeñas invasiones bélicas le han proporcionado, como no podría ser de otro modo, una gran impopularidad mundial y un odio visceral del mundo árabe.
Como consecuencia de tantos años de desfalco y despropósitos, Estados Unidos ha empezado a explotar sus tierras, buscando el ansiado oro negro.
Y trata de hacerlo de forma teóricamente sostenible. Para que no se le echen encima también los de Greenpeace.
Fraking, le llaman. Meter aire con ciertos elementos químicos a una gran presión en ciertas capas del subsuelo para romper rocas que bloquean la salida del petróleo.
Mucho mejor que invadir un país, sin duda.
Arabia Saudita
El mayor productor y exportador de petróleo del mundo.
Ellos lo tienen, controlan y tienen la posición dominante.
Con algo tan sencillo como aumentar radicalmente la producción de barriles de petróleo (treinta millones al día) y ponerlos en el mercado, han generado un desplome del precio del petróleo.
Lo cual significa que para ser competitivo tienes que bajar el coste de producir petróleo.
Esto expulsa de la producción a muchos países rivales geopolíticos de Arabia Saudita: Iraq, Irán, Libia… Así como otros países de la OPEP, como Venezuela.
Y machaca el coste del fraking, dejándolo casi al borde de la rentabilidad.
Jugada redonda.
OPEP
Es la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
Venezuela, Arabia, Iraq, Irán, Brasil…
En la práctica, son los que marcan las reglas del juego, fijan los precios mundiales, establecen la producción del mercado, controlan oferta y demanda. Pero no todos por igual.
El movimiento estratégico de Arabia, a dejado a muchos países de la OPEP sin capacidad de reacción, sin poder reducir el coste de producción. A países como Venezuela les sale más a cuenta comprar el petróleo en el mercado que producirlo.
Si un país es rico en petróleo, vive del petróleo y su exportación y tiene que recurrir a comprarlo porque es más barato que producirlo, está abocado a la quiebra. Está perdido.
Tienes que comprar petróleo, para lo que te endeudas, pero no puedes devolver la deuda porque antes lo pagabas de las ventas de petróleo y ahora toca comprar. Comprar + deuda = Menos ingresos = Incremento del déficit = Suspensión de pagos… Quiebra.
Así que, aunque estamos felices porque llenar el depósito de nuestros coches está bastante asequible, en el mundo se está librando una batalla por el oro negro y un país tiene la posición dominante. Y el resto somos actores secundarios.