Revindico esta peli porque la mala prensa que tiene es totalmente injusta. Es lo que pasa cuando eres original y sofisticado. Esta peli se encuadra dentro del que yo llamo Cine Paranoico, el cine estadounidense de Ciencia Ficción de serie B, que comienza con la decente Cohete K-1 (1950; guión de D. Trumbo) y termina por los éxitos y la calidad de El planeta de los simios y 2001 Odisea del Espacio, ambas de 1968, que por ser cutre, ranciete, involuntariamente delirante o ridículo y en B&N ha quedado, salvo honrosas excepciones, como consumible para frikis. Es por esta razón que The day Mars invades Earth sufre un vilipendio injusto, que es sinónimo de olvido absoluto.
Este tipo de cine está olvidado con razón. Al ser muy de su época y un producto industrial y de bajo presupuesto no ha pasado la prueba del Tiempo. Eran films de entretenimiento de usar y tirar, como los de hoy, para una época en la que la tv aún no era un electrodoméstico y ni siquiera se vislumbraba un aparatejo doméstico que permitiese que uno en su propia casa pudiese programar su propio entretenimiento audiovisual. La gente siempre quiere que la diviertan y si vive angustiada por algo, en este caso la Guerra Fría, que fue especialmente angustiosa para EE.UU. entre 1954 y 1964 como el cine de esa década demuestra, necesita algo que le permita hacer una catarsis de ese miedo. Eso es lo que proporcionaba ese cine y por tanto sus artífices no pensaban en la posteridad, sino en satisfacer una necesidad coyuntural para poder comer, un pensamiento muy estadounidense. No obstante este cine de calidad baja en general es muy importante para el cine de Ciencia Ficción. Este género era muy marginal antes de los 50. La mentalidad tradicional que imperaba no le interesaba el futuro, la ignorancia general impedía al gran público interesarse por algo científico y el Cine no estaba preparado para representar los estilemas de la Ciencia Ficción. Así pues, el Cine Fantacientífico fue poco rodado y generalmente se dedicaba a adaptar a la pantalla con libertad las obras claves de la Ciencia Ficción del siglo XIX. Frankestein, Jekyll y el dr. Mureau no eran muy científicos y permitían un tratamiento terrorífico. Flash Gordon y Buck Rogers también fueron otra forma de hacer Ciencia Ficción en aquella época porque tampoco eran científicos y permitían un acercamiento aventurero, si bien más que carne pa pelis fueron para serieales cinematográficos, los antecedentes de las actuales series de tv. Esto cambió a finales de los 40, cuando se popularizó el género entre los lectores, porque la ansiedad de la gente por su futuro, cambiante por la tecnología y amenazado por la guerra, necesitaba de ficciones que la calmasen. Necesitaba saber que pasaría a continuación pero sobre todo que todo seguiría igual, que el futuro iba a continuar siendo de las familias patriarcales burguesas y provincianas. Es por tanto que la preocupación por el futuro inmediato empujó a la Ciencia Ficción al presente y así el Cine, sobre todo el barato, el popular, pudo permitirse explotar el recientemente exitoso género. Pudiendo ser el decorado cualquier pequeña ciudad del interior de EE.UU., los actores vestir de calle y cualquier aparatejo luminoso que hiciese ruido representar la ciencia ficción, el cielo era el límite. Así, se hicieron pelis como churros de modo que se educó al público en la Ciencia Ficción de tal forma que posibilitó que el gran C. Heston y el neurótico Kubrik pudieran llevarle a otra dimensión más filosófica, más cara y más sofisticada, que es donde estamos hoy.
The day Mars invades Earth, no me he olvidado de ella, pertenece pues a este Cine Paranoico y es vilipendiado por ser una rara avis dentro de ese subgénero de la Ciencia Ficción cinematográfica. Como no ofrece lo que un friki quiere ver, una peli DE la que reírse, es denostada juzgándola de forma injusta pues, a diferencia de sus congéneres, no es un producto industrial. No es una peli de monstruo cutre con acción e involuntario humor, sobre todo si se descontextualiza. Es seria, sofisticada y formalmente adelantada a su época, o sea, actual. No es el típico entretenimiento escapista y optimista como la mayoría de sus compañeras. Carece de la ambición de Ultimátum a la Tierra (la 1ª gran peli de Ciencia Ficción), pero no por ello pretendía ser un cuento autoindulgente típicamente estadounidense. Desconozco lo que pretendían sus artífices, pero está claro que hacer algo diferente, algo más adulto y más moderno, y también algo personal pues el director es el productor. No querían hacer un churro sino un croissant.
Así pues, la peli, estando muy lejos de ser una maravilla, es de lo mejorcito del Cine Paranoico y demuestra bien que se pueden hacer cosas interesantes con poco presupuesto y que siempre que seamos astutos las reglas son flexibles. El final es absolutamente magistral fílmicamente y siembra mucha inquietud, el ideal para una peli de Terror y lo ideal para crear paranoia, y además es casi único dentro del subgénero. Otro elemento de interés que tiene es que es un eslabón al actual zombi.
Al repasar la metamorfosis fílmica del zombi haitiano en zombi antropófago ya vimos que el Cine Paranoico es clave (el guionista de esta peli, H. Spalding, es también el de The Earth dies screaming). El zombi haitiano no es el monstruo, lo es el brujo. Fue la mentalidad pragmática estadounidense la que lo convirtió en un monstruo, nada de amenaza (si no haces lo que te digo te convertiré en...), matón, y la paranoia lo que le convirtió en nuestro doble, nada de un negro del Tercer Mundo, nosotros desatados. El Cine Paranoico alcanzó en 1956 su mayor potencia gracias a las secuelas de la Guerra de Corea. Cuando los estadounidenses recuperaron a sus compatriotas prisioneros de guerra se encontraron con el lavado de cerebro. Esta transformación disparó la paranoia cuando se relacionó con la idea de orden subliminal (El mensajero del miedo 1962) y así apareció la idea del doble en el Cine de Ciencia Ficción. Un nosotros pero con una mente diferente y por tanto con valores y objetivos distintos. Un nosotros siniestro totalmente inindentificable, sobre todo si no se sabe que existe (La invasión de los ladrones de cuerpos 1956, que recoge el testigo de Invaders from Mars 1953, que hoy resulta muy aburrida). Normalmente este doble siniestro se diferencia por ser frío, maquinal, inhumano. Obviamente es que el Cine consiste en mostrar y la forma más fácil, lógica y barata de que un actor muestre que su personaje no es su personaje es interpretándolo de forma distinta. En una comedia suele ser actuar de forma alocada, pero cuando se trata de aterrorizar la forma suele ser actuar de forma inexpresiva, que por ser un oxímoron es siniestramente inquietante. Al principio pensaba que esta frialdad se debía a que se trataba de emular a los primigenios ordenadores que empezaban a atemorizar a la gente porque vislumbraba que la iban sustituir en el trabajo, el mejor ejemplo es Spock, o que se trataba de emular a esos seres homogéneos sin egoísmo que querían conseguir los comunistas. Pero no es así. Susan Sontag escribió en 1965 un interesante artículo sobre el Cine Paranoico (en efecto, me puso en la pista de esta olvidada peli; la traducción tiene errores así que aquí lo tienen en inglés) y en él dice que este doble es el ser de ultratumba de los relatos de Terror, el fantasma que enfrenta al lector a la Muerte tanto como amenaza como incertidumbre (y después, qué?). Así, en realidad, el doble siniestro es un nosotros muerto. No representa nuestra conversión en otro yo, sino a nosotros muertos. No había visto que el fin de la individualidad-identidad es morir por mucho que nuestro cuerpo siga vivo. Por tanto, lo que representa el doble en el Cine de Paranoico es la muerte. Por eso los nuevos humanos de la mencionada La invasión de los ladrones de cuerpos son alienígenas. No son humanos son otra cosa del mismo modo que un cuerpo no es un cadáver (aunque según el contexto sean sinónimos). Así, son estos dobles los que llevaron a Romero al zombi antropófago. Son estos dobles siniestros fríos como un cadáver que buscan nuestra muerte y se nos acercan lenta e inexorablemente mientras nos confunden desde lejos, como en esta peli, el eslabón entre el zombi haitiano y el antropófago.
Así pues The day Mars invaded Earth no es una buena peli pero tiene los valores de ser diferente, estar bien hecha, sus protagonistas son unos cuarentones con largas carreras profesionales, y ser adulta, Por ello, es, a pesar de lo que se dice, una de las pelis más destacadas del Cine Paranoico, sólo por debajo, aunque lejos, de las mejores. Además de las 2 mentadas, El enigma del otro mundo (1951; reparen en que "otro mundo" es sinónimo de ultratumba) y La humanidad en peligro (1954).