Post Catártico IV: Por qué compramos?

Por Makeupzine @marulilac
Saben, si me leen, que suelo cada tanto escribir algo fuera del mundo del maquillaje y la belleza. Este Blog no es sólo de pinturitas, de vez en cuando me gusta contarles lo que pienso.Hace poco fue la Expo Estética, oportunidad si las hay para ver gente desbocada corriendo para comprar cosas. Y en ese momento me pregunté ¿Por qué alguien compra algo que no necesita?Empecé a pensar y nació la idea de escribirles esto que les cuento a continuación.Me incluyo en el grupo de los que compran "por impulso". Perdón, me incluía. Ahora medito mucho si lo que pienso que "necesito" lo necesito en serio o solamente lo quiero tener. Hay una gran diferencia entre lo "necesito" y "lo quiero tener". Por supuesto que la vida está hecha para darse gustos. Pero de ahí a pasársela dándose gustos y tener que comer arroz el resto del mes (cosa que he visto y escuchado, es cierto) hay un abismo.Yo soy del grupo de las que compra maquillaje, esmaltes, y zapatos. Estos últimos fueron relegados a lo último de la pirámide consumista desde hace un tiempo.Me dí cuenta de que le estaba pifiando con todo esto cuando empecé a contar y tenía 660 sombras (no es un número virtual, es real) y casi 20 delineadores negros. Ni hablar de tener 5 esmaltes rojos iguales. Podría pintarme las uñas todos los días de mi vida y creo que los esmaltes que tengo me durarían 3 años. La mayoría de todos esos productos me los regalaron, aunque igualmente hay mucho dinero invertido. El tema no es ese, el tema es ¿Necesito seguir comprando? En toda mi colección de sombras lo único que me falta es una sombra gris topo que no puedo encontrar el tono "ideal". Del resto me parece que tengo más de lo que cualquier mortal podría llegar a necesitar. Ni hablar de los delineadores, necesitaría tener 8 ojos como las arañas y todos pintados tipo panda y ni aún así se me terminarían. Y eso que soy maquilladora y podría excusarme diciendo "lo necesito para trabajar", pero voy a ser honesta y a decir que de esos 20, solo uso 2 o 3, el resto los podría regalar, y es muy posible que muchas de esas cosas se terminen venciendo antes de darles uso (lo que me va a doler en el alma). Veo todos los días, en facebook, en redes sociales y en la vida real como se lanza un "nuevo" producto, un fortalecedor de uñas que te las va a dejar super super fuertes en 20 segundos, un esmalte que dura hasta 15 días, una sombra que dura 24 horas (por Dios, qué persona va a tener 24 horas el ojo maquillado?!), bases que resisten el frío del ártico y el calor del desierto y que prometen dejarte la piel de porcelana en una semana, y la estrella de estos productos fantásticos son, para mí, los productos capilares, sobre todo los de marcas muy famosas que prometen oro en polvo y dejarte el pelo como con un alisado químico después del primer lavado (reset? BB cream para el pelo? my god, es acondicionador vendido más caro!), todos los días veo como se lanzan estas cosas y corremos desesperadas a pedir opiniones o a comprarlo creyendo en la publicidad. 

Esta podría ser una foto de la Expo Estética perfectamente.


Alguna vez algo de lo que te vendieron por publicidad cumplió todo lo que la publicidad prometía? En mi caso, no. Y creo que el objetivo lo cumplieron, ellos vendieron, yo me clavé con el producto en mi casa y casi siempre termino escribiéndoles que es una porquería. Pero hubiera sido muchísimo mejor si antes de correr desenfrenada a comprar, me hubiera preguntado si realmente lo necesitaba. Los catálogos son mi gran perdición, tengo revendedoras de casi todo y la mayoría son mis amigas. Siempre termino cayendo con algo. Pero desde hace algunas semanas salgo indemne de esos antros de perdición  catálogos y lo último que compré fue un arqueador de pestañas porque el mío se había muerto en batalla (y me dejó unas pestañas arqueadas y otras no, un bajón). Me vengo portando bien.En la Expo, como ya vieron, compré cosas que necesitaba y de maquillaje solo compré un delineador (ya no son 20, ahora son 21), ese fue mi único "gusto". El resto, son cosas que ya estoy usando hasta el cansancio así que se amortizaron solas. Me propuse pensar antes de comprar, meditar si no tengo algo parecido y pensar cuánto uso eso parecido para ver si lo necesito realmente o si solamente quiero otra Stacey Malibú porque tiene un sombrero nuevo.
Ahora estoy en la etapa de tratar de terminar todo el bagaje cosmético que tengo e ir mostrándoselos con pequeñas reseñas como productos terminados. Eso me sacó un poco el gusto por la compra compulsiva (que después me daba un poco de culpa, porque me daba cuenta de que algo parecido tenía seguro y que podría haber invertido en otra cosa) y me dio envión para empezar a terminar cosas que tenía arrinconadas.Ya no compro más lo que me quieren vender, compro lo que quiero (y necesito) comprar. Y creo que fue una de las mejores decisiones del año. Fui al Barrio Chino el sábado y solo compré Melonas y té. Eso en el Barrio Chino es una hazaña.Me parece que la diferencia está en eso, en pensar, ¿Lo compro porque quiero, porque lo necesito o porque no me puedo resistir a lo que me están vendiendo aunque tenga algo muuuuy parecido en casa? Si respondiste afirmativamente a la última, este post es para vos.Por supuesto que no se trata de decirles que tienen que hacer, esto es simplemente un post y yo no soy nadie para decirles que tienen que hacer con su dinero. Es solamente para darles mi punto de vista con respecto a la compra compulsiva. Si te lo podés permitir, perfecto. Si estás en fase de acumulación, es un problema. Yo me comprometo en este post, a dejar de comprar cosas que no necesito. Tan simple, y tan difícil como eso. Espero que a alguna le sirva todo esto que les escribí. El viernes prometo volver con un post de otra índole. 
Besos, Maru.