POST-IT O POST-NOT, por Piti Ferrer

Publicado el 07 abril 2013 por Catalega @Catalega

Si os asomáis a una mesa de trabajo y echáis un vistazo por encima, aparte de papeles y bolígrafos, es raro que entre su material “fungible” no haya post-it. Y es que es increíble como esos papelitos de colores se han ido adueñando de los espacios de trabajo. Es más, hay quién parece no poder trabajar sin ellos: mires donde mires, ahí están, expandiéndose poco a poco... como si de una partida de Risk se tratase. Generalmente, su utilidad no es discutida ya que se usan para anotar o recordar algo importante. El problema es cuando están pegados hasta en el teléfono, ¿todo es importante? También los hay que dependiendo del asunto, le asignan un color. Umm... ¿ejemplar organización del trabajo o comportamiento digno de estudio? No sé, no sé. De todas formas, aún hay quién se resiste a utilizarlos (pocos) y prefieren el sistema tradicional de la libreta. Pero lo que más me llama la atención de los post-it ¡es todo lo que se puede hacer con ellos! Es más, se han llegado a convertir en un movimiento artístico de nuestra cultura urbana (otro más, os recuerdo el post de “El arte tiene su punto”): el “Post-it Art”. 1. Para hacer anuncios,  como el que os pongo de la organización WWF que se basó en imágenes tomadas en París para denunciar la tala de árboles. Anuncio que, por cierto, caló porque hay quién, desconociendo esto, ahora decoran sus ventanas con originales dibujos hechos con “cientos” de post-it, produciendo un efecto, en mi opinión, contrario al deseado por la organización: - Primero porque se gasta de forma extra papel. - Segundo porque, como generalmente se ponen en las ventanas, no entra la luz del sol y se tienen que encender los alójenos ¡para ver!
2. Para recrear videojuegos de forma manual con la técnica de stop-emotion: todo un clásico en internet (¡Esto sí que es un trabajo de chinos!).
3. O como arte efímero digno de galería modernista.
Quién le iba a decir al investigador Art Fry en la década de los setenta que su brillante idea de poner un nuevo pegamento, descubierto por  el científico Spencer Silver,  en un trozo de papel iba a tener tanto éxito...  Americano tenía que ser... (Ejem…, momento wikipedia).