Postal de la Semana: La Plaza de Ramales

Por Manugme81 @SecretosdeMadri

Es uno de mis lugares preferidos de Madrid ya que cada vez que lo visito me transmite una gran serenidad y a la vez un sentimiento positivo. Colorida y agradable, es capaz de esquivar el 'turisteo' que la rodea con una magnífica elegancia.

Pocos sitios de Madrid son capaces de recibirte siempre con una sonrisa, o al menos esa es la sensación que uno percibe cuando se deja caer por ellos. De entre todos quizás destacaría la Plaza de Ramales, un espacio donde el pasado y el presente de la Villa se dan cita y conviven en una fantástica armonía. No hay más que asomarse por ella estos días de buen tiempo y contemplar un entorno idílico y cargado de historia, donde agradables terrazas nos sugieren un digno descanso.

De todos sus perfiles el que más llama la atención es el de su figura central, la Casa Palacio de Ricardo Angustias una construcción de 1922 y cuyo torreón es la envidia de todos los viandantes que lo miran a ras de suelo. Es precisamente en el firme de la plaza donde encontramos unas estructuras que, en un principio podrían parece unos bancos de diseño pero que esconden mucha más historia de la que aparentemente muestran. Estos bloques nos esbozan la planta de la desaparecida Iglesia de San Juan que aquí se levantó siglos atrás y que fue derribada por orden de José Bonaparte, en su cruzada personal de abrir espacios abiertos en el centro de Madrid, una fijación que le llevó a ser apodado 'El Rey Plazuelas'.

Admito que me gusta mucho asomarme por esta Plaza de Ramales, casi siempre en mis habituales paseos por la zona histórica de Madrid termino apareciendo por alguna de las varias calles que desembocan en ella y la atravieso con una sonrisa dibujada en el rostro. Sus animadas fachadas me agradecen la visita y a cambio posan para mí ante el objetivo, dando como resultado estampas como la que hoy comparto con vosotros. Una y otra vez, así llevamos ya demasiado tiempo, y el que nos queda...

A pocos pasos del Palacio Real y la Plaza de Oriente, este lugar brilla con luz propia, menos demandado pero igual de recomendable siempre hay gente como para transmitir un espíritu jovial pero sin agobios, el equilibrio perfecto para el peatón que surca las calles de Madrid en busca de secretos. Es complicado ver su nombre entre las recomendaciones de las principales guías turísticas, quizás por eso sigue manteniendo intacta su esencia. Por eso, deberíais darle una oportunidad antes de que sea demasiado tarde.


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