Cuando llevara unos segundos impactando a su auditorio programaría que sonara su móvil y tener que despedirse por un asunto "muy urgente", una falsa llamada en el momento exacto en que ya no sabía cómo seguir esa otra tan difícil, claro está :)
Bromas aparte, lo he vivido, es una situación muy real, pues una vez conocí a un chico que podía tocar de memoria (no sabía leer una sola nota de ninguna partitura, no sabía hacer absolutamente nada más con el teclado) la primera Arabesca de Debussy! SIC! como lo cuento. Le había llevado meses ese "amaestramiento", esa faena tediosa de "aprender" nota a nota una obra que le gustaba, alguien se la había "enseñado", si es que se pueden usar estos verbos en este contexto.
También lo he visto en profesores, que aprovechaban la oportunidad para tocar el comienzo de una obra difícil ante otros compañeros. Jamás se les escuchó tocarla entera ;)
Me recuerda mucho a la situación de muchos estudiantes víctimas del sistema educativo, el cual requiere una vuelta de tortilla urgente; ya lo he comentado mil veces aquí, lo "grita" la sociedad, ¿quienes todavía no lo oyeron (porque no quieren, no porque no les haya llegado la "onda sonora"?;)
Estos, muchos de ellos, demasiados, "repiten cual papagayos" lecciones teóricas que luego vomitan en un examen escrito y olvidan con la misma facilidad que la "aprendieron" y también "lecciones pianísticas" dadas cual "papillita".
He llegado a ver hasta libros que prometen "tocar" una obra en poco tiempo (como si eso fuera tocar el piano, "aprenda vd a reproducir el cuadro de Goya más sencillo y pequeño en cinco meses". ¿Eso es ser pintor? ¿Eso es aprender a pintar?)
¡Todo el mundo sabe que no! Está lejísimos, ni siquiera es divulgación. Es simple y mero "postureo", es dar a la masa la ilusión de aprendizaje, es parecer, no ser, algo que está tan de moda en las sociedades vacuas, aparentar, el espejismo de éxito fácil...
Todo el que realmente sabe tocar el piano (es decir, por ejemplo, más de diez obras, y sabe leer partituras, y sabe improvisar, y sabe transportar, y sabe componer, y sabe... todas esas competencias que se adquieren con perseverancia y esfuerzo), todos conocen que esos "caminos rápidos" son fuegos fatuos, meras técnicas comerciales para conectar con aficionados sin norte ni guía.
De paso, hago extensiva esta "crítica", este pensamiento divergente orientado a encauzar conciencias hacia lo verdadero en el arte, hacia lo íntegro, hacia la estética profunda, hacia el arte mismo... a aquellos docentes que "amaestran", adiestran en lugar de enseñar a sus alumn@s, es decir, los que, estando en un cargo público y con unos fines clarísimos expuestos en las leyes, pervierten el sentido último de su labor ignorando la legislación (que pide un enfoque global de la enseñanza).
Así, dedican uno o dos años, los previos a las famosas "pruebas de paso de grado" (como si los niños se transformasen de un día a otro de seres "musicalmente elementales a profesionales o superiores", mutaciones/barreras/muros inexistentes en la realidad) a estudiar única e intensivamente las obras que tocarán en dichas pruebas. ¡Craso error!
Esto deja "cojo" al alumnado, sin trabajar todas las facetas que deben atender en cada momento y siempre, es decir, un músico no puede considerarse músico si carece de alguna de las competencias que debería tener, -primera vista, improvisación, memorización, audición, análisis, interpretación, creatividad, técnica, etc..., etc...) por tanto dedicar uno o dos años a una sola capacidad es asegurarle un fracaso futuro).
Tener 39 años y 364 días no te hace muy diferente a tener 40 años, es decir, esos lapsos de tiempo breves separados por barreras fijas, inmutables que parecen deslindar. Cumplir 40 años no te hace entrar en la "crisis de la mediana edad", más conocida por "crisis de los cuarenta".
Es todo una actitud psicológica y el querer verlo así, es decir, no existe tal cambio radical en tan poco tiempo, es todo un proceso lento, una maduración. Del mismo modo, las pruebas de "paso" (¿de sólido a líquido?) son el primer elemento a revisar, pues hace que los alumnos y profesores se "encaucen" en estos antiartísticos moldes...
Los estudiantes de piano serían en realidad cuasi como los atletas, que van incrementando sus logros, sus marcas, sus progresos, pero en el día a día apenas son conscientes de cómo van, por ejemplo, arrancándole microcentésismas de segundo al reloj, pues incluso suelen ser procesos irregulares.
El progreso en música suele ser en ondas estables pero de inestabilidad: subidas y bajadas, oleadas ascendentes y descendentes de marcas pero siempre en un sentido creciente, por decirlo con números, para llegar a diez lo logran en una secuencia similar a:
3 2 3 1 4 2 4 3 4 4 5 2 5 3 5 3 5 3 5 3 5 4 5 4 6 6 2 6 4 6 4 6 5 5 6 5 6 6 4 7 5 7 5 7 7 7 6 7 4 7 6 7 7 9 6 7 6 8 6 7 6 9 9 8 9 9 9 8 9 7 9 9 ¡10! todo esto observado a lo largo de mucho tiempo...
Ánimo, verdaderos estudiantes del piano, PER ASPERA AD ASTRA! Los grandes logros nunca fueron fáciles. Soñad alto y "haced" en consencuencia.
Más información: El mono pianista