Potestad directiva en la gestión pública ( 1 min.)por
Nos encontramos en momentos en los cuales la gestión publica se haya mediatizada por la explosión del management directivo, intentando superar anquilosados modos gestores yuxtaponiéndose a un curioso fenómeno cual es la creciente devaluación del principio de autoridad ,teóricamente recocido a los responsables públicos. Este hecho es palpable en cualquier Administración pero tambien en cualquier organización, tambien privada, en donde impere un fatum burocrático . En donde, en ocasiones, la razón del derecho se somete a la razón de la oportunidad en pos del mantenimiento del buen orden gestor o del mantenimiento de la apariencia de la normalidad gestoraSe produce en esos supuestos una colisión de intereses evidente, en donde el interés publico residenciado en el titular del órgano administrativo se enfrenta a situaciones particularizadas reacias a cambios que supongan una pérdida o devaluación de su influencia o estatus dentro de la organización .
Todo cambio estructural implica una modificación del medio y ante ello los sujetos afectados pueden adoptar distintas actitudes, desde la omisiva, prácticamente constituyendo una dejación de sus funciones , sin mayor repercusión administrativa aunque parezca insólito, hasta la más activa, que podrá ser ofensiva y grosera , persiguiendo crear una alarma en el centro laboral .
La solución a estos conflictos individuales o plurales, según los casos y dependiendo del ámbito subjetivo de aplicación, no suele ser otra, en el mayor número de ocasiones, que declinar la decisión directiva adoptada y retrotraer actuaciones , con la consiguiente pérdida de credibilidad y autoridad en la dirección del organismo administrativo. Ésta es una solución pragmática no jurídica . Oportunista pero no efectiva. Retrograda que no avanzada.Ante esta situación existirán directivos que afronten estos desafíos pero la gran mayoría replegarán las ansias modernizadoras entregándose a la burocracia organizacional , dejándose llevar por el dulce aroma de la normalidad gestora e impidiendo con ello los cambios incentivadores de la eficiencia y eficacia del servicio publico, tanto desde un prisma administrativo[1]como del elemento humano de la organización. Ello frustrará la evolución de la Administración en beneficio y provecho de los ciudadanos . Y es que no debemos olvidar que la forma de provisión de los puestos de trabajo directivos es la libre designación, que si bien posee indudables ventajas[2], tiene como inconveniente su frágil estabilidad .Este artículo persigue fundamentar y potenciar la potestad directiva como mecanismo esencial de cambio en las formas anticuadas de organización y como cauce de modificación de estructuras implantando los nuevos retos directivos que exige una Administración moderna.
[1] En la acepción empleada por Cosculluela Montaner, Manual de Derecho Administrativo, t. I, Aranzadi, Pamplona, 2003, p. 33, que engloba las actividades gestora , ejecutiva normativa y jurisdiccional.[2] Lorenzo de Membiela, La libre designación como medio de optimizar la eficiencia y eficacia de los servicios públicos, Actualidad Administrativa, 2004, 5, pp. 531 y ss..