Cuando leo Powers, me olvido del Bendis que vemos en Los Vengadores. No, no es que no me guste la etapa actual del guionista al frente de “los héroes mas poderosos de la tierra”, pero nada tiene que ver con el que vemos en Powers. La ya longeva serie, mas de diez años y setenta números publicados, se reinventa de nuevo siguiendo el mismo esquema conocidos: Cada caso asignado a Walker sirve para conocer mas de los Powers y el pasado de nuestro protagonista.
Bendis recurre a ese arma casi de destrucción masiva en manos de algunos guionistas: Los flashbacks. Por suerte, Walker es un personaje tan desconocido que su pasado es tábula rasa donde escribir. En Las Águilas Intrépidas, viajamos a la Segunda Guerra Mundial brevemente, ya que lo importante está en lo que se nos muestra en los años posteriores a la Guerra. Ahí veremos como se las gastaban Las Águilas.
El hecho del cambio de compañero, también tiene su miga. Walker no confía en Sunrise y quiere a su Deena, algo que se presenta como imposible. Bendis refleja la extraña pareja que ha formado en un diálogo entre ellos. No se encuentran cómodos juntos, como tampoco están cómodos el resto de detectives.
¿Y qué ocurre con los nuevos poderes de Walker?; Pues casi no están presentes en la historia, tan solo nos sirve para introducir a Calista (la nueva Retro Girl) y oxigenar el argumento. Podíamos haber pasado sin ello. Por ahora, uno de los errores de Bendis el introducir el componente superheróico en Walker.
En definitiva, un buena lectura. Personalmente, una de las mejores series que publica Panini en tomo.