Con la excusa de la liberación de aranceles y sin que se pueda demostrar ninguna virtud económica –a pesar de que sus defensores lo afirmen— este acuerdo tiene desventajas cualitativas graves. Se está dejando en manos de las multinacionales aspectos serios, como la soberanía democrática de los países, anteponiendo sus intereses a los de sus ciudadanos:
· Se crea un tribunal (ICS) que tendrá prevalencia sobre los tribunales de los distintos Estados y juzgará las posibles infracciones.
· Beneficia a las multinacionales y perjudica a los trabajadores, pone el riesgo los derechos laborales y favorece la privatización de servicios públicos. Podrán ser recurridas las normas que según las grandes empresas frenen el comercio.
· Desmantela estándares de protección del consumidor y del medio ambiente, en beneficios de las empresas que podrán prohibirlos si alegan que perjudica sus intereses.
· Es un Caballo de Troya para el mercado estadounidense, puesto que unas 46.000 filiales de sus empresas con sede en Canadá podrían beneficiarse de este acuerdo e imponer sus condiciones.
· Se podrán imponer las normas de protección canadiense, que son más laxas que las europeas, que pueden incluir estándares alimenticios hoy prohibidos en la UE.
Bueno, pues todos estos puntos que benefician claramente a las multinacionales y perjudican a los ciudadanos están incluidos en el acuerdo que acaban de aprobar en el Parlamento Europeo, el PSOE y el PP. Unidos y de la mano, una vez más, para beneficiar a las empresas transnacionales, aunque con ello se debilite la situación del ciudadano europeo.
Otra vez se demuestra que en temas económicos van juntitos. Sin que se corten un pelo. Hacen camino de la mano aunque luego traten de disimular y de enfrentarse en pequeñas disputas. Lo importante queda sellado por ese bipartidismo –no cuento a Ciudadanos que como es natural se ha alineado con el PP, también en este asunto--, que tanto daño ha hecho y pretende seguir haciendo.
Para la aplicación del CETA sólo queda un paso. La ratificación en los parlamentos nacionales. Y veremos cómo cuando llegue este tratado a la Carrera de San Jerónimo, tanto el PSOE como el PP volverán a votar juntos, demostrando una vez más que sus intereses caminan por la vereda de los poderosos.
Sólo la actuación conjunta de todas las otras fuerzas políticas y las movilizaciones ciudadanas pueden hacer parar esta locura que antepone intereses comerciales de las multinacionales y deja en manos de un mercantilismo absoluto a las personas, como consumidores y como ciudadanos. Hay que movilizarse para evitar este atropello del que nos podemos lamentar en un futuro próximo.
Salud y República