El psiquiatra Luis Rojas Marcos lleva años investigando la felicidad, o la "satisfacción con la vida", como él prefiere llamarla. Eso, mientras creaba el primer servicio médico móvil para enfermos mentales y sin techo de Nueva York, presidía el Sistema de Sanidad Pública de la ciudad o impartía clases en la universidad norteamericana.
"En este tiempo he aprendido que la satisfacción forma parte de nuestro instinto de conservación. Instintivamente, la memoria nos ayuda a relativizar porque estamos programados para sentirnos bien y recordar lo bueno.
Haz la prueba, si yo te pido que pienses en 20 momentos de tu vida, serán la mayoría positivos", argumenta.
He aquí la primera clave, confiemos en nosotros mismos, dejemos hacer a nuestra mente. Así, ¿tan fácil? No tanto.
"Hay que aceptar las cosas, pero nunca de forma pasiva, sino poniéndonos manos a la obra para ser felices. Siempre hay algo que podamos hacer para sentirnos mejor. Por ejemplo, no puedes cambiar un entorno de crisis económica, pero sí puedes modificar tu forma de vida para que te afecte menos". Primer consejo.
"En estos años también he aprendido que no hay recetas generales. Al principio, daba algunas claves: hacer ejercicio, tener relaciones afectivas que gratifiquen, etc., pero con el tiempo me he dado cuenta de que he fallado. Ahora lo planteo así: Dime qué te hace sentir bien y qué vas a hacer para potenciarlo ". Consejo redondo.
"Me llama la atención que en España está mal visto que alguien se declare feliz. En EEUU, sin embargo, está bien visto el optimismo".
Circulan muchas teorías sobre la felicidad, pero existe un consenso entre los expertos en que gran parte de nuestra capacidad para ser felices, en torno al 40% , está programado en los genes. Diversos estudios han demostrado que algunos venimos al mundo más predispuestos para la felicidad que otros. Pero también está en nuestra mano alcanzarla, ya que otro 40% depende de nuestra actitud. "Nacemos, pero también nos hacemos", dice Rojas Marcos.
En contra de lo que cabría esperar, el entorno afecta de forma mínima a la felicidad personal. "Está demostrado que niños que nacen en contextos muy hostiles pueden superarlo y sentirse bien, y en los estudios internacionales vemos que, excepto los países con conflictos bélicos o graves problemas, el resto tiene un nivel alto de satisfacción con la vida", explica el psiquiatra. Según el informe Gallup, África es el continente más feliz. Sin embargo, sí influye en nuestro comportamiento grupal: "Me llama mucho la atención que en Europa, y en particular en España, si preguntas a la gente cómo está de sastisfecha con su vida se dan un nivel alto, un 7 u 8, pero en grupo cuesta mucho que alguien se declare feliz, se considera una falta de sensibilidad o propio de alguien ingenuo. En España el instrumento general de la comunicación es la queja. En EEUU, sin embargo, el optimismo está bien visto ".
Como responsable de los hospitales públicos de Nueva York y miembro del Consejo de Control de Emergencias de la ciudad, Rojas Marcos vivió en primera línea los ataques terroristas del 11-S. ¿Cómo afecta un shock tan fuerte a nuestra felicidad? " Perder a un ser querido de forma inesperada te da un pico de infelicidad muy fuerte, pero sabemos que, tras un periodo de duelo, lo normal es que lo podamos superar hasta el punto de disfrutar con la cosas que nos hacían felices antes". ¿Ayuda la religión? "La religión es el invento más optimista que ha creado la sociedad, te da esperanza y eso funciona. Es una herramienta útil para los creyentes". Ahí queda el balance del experto.
Fuente: RAQUEL QUÍLEZ.
C. Marco