Prada Candy es un perfume dulce, eso es algo obvio por su nombre, sin embargo sorprende porque llamándose Candy tal vez es de esperar encontrarnos un fondo de aroma a azúcar tostado, siendo un perfume totalmente opuesto a este concepto, algo que sorprende bastante, de hecho es un perfume dulce relativamente fácil de llevar en otoño-invierno y no cansa demasiado. Ha sido en definitiva una verdadera sorpresa descubrirlo y usarlo.
Para ser más exactos su familia olfativa es oriental vainilla, y es un perfume que se lanzó en el año 2011, marcando un antes y un después en la tradición perfumística de la marca Prada, que hasta el momento se había basado en perfumes de corte muy clásico, agradables pero poco arriesgados, como el conocidísimo Infusion de Iris o el emblemático Prada by Prada. Con este perfume tratan de llegar a un segmento más joven aunque a mi me parece un perfume sofisticado, algo normalmente difícil de conseguir en perfumes de fondo dulce, y que en éste y para mi opinión se ha trabajado con maestría.
Probablemente el éxito de su formulación radica en la simplicidad, la perfumista Daniela Andrier eligió para Prada Candy el almizcle como nota de salida, dotándole de personalidad desde el primer segundo, el benjuí como nota de corazón, que es una resina aromática que le da el punto más oriental, y como nota de fondo está el caramelo. Es una fragancia muy camaleónica con el paso de las horas, llegando a apreciar según el momento notas más amaderadas, más ambarinas, e incluso en otros momentos un punto talcosas, y un punto a Musk.