Uno de los monumentos más impresionantes de Praga es su magnífica catedral que domina desde las alturas toda la ciudad. Se encuentra emplazada en el interior del enorme recinto del Castillo de Praga y la visita de ambos lleva fácilmente toda una jornada. Ese día desayunamos pronto y cruzamos a la parte oeste de la ciudad por uno de los puentes que salva el río Moldava. Antes de llegar al barrio de Malá Strana visitamos el Museo de Kampa, el Museo de Arte Moderno Europeo. Se encuentra en la Isla de Kampa, una isla separada del resto de la ciudad por un estrecho canal que la da esa condición de insularidad, y que cuando la visitamos aún se estaba recuperando de las graves inundaciones que había sufrido la ciudad tan sólo dos semanas antes de nuestra llegada. En sus jardines, que disfrutan de unas maravillosas vistas del Moldava, se expone la obra del escultor checo David Cerny. Este enigmático escultor fundió unas esculturas en bronce de unos enormes bebés en posición de gateo y sin rostro. Así como el resto de sus obras esparcidas a lo largo y ancho de la ciudad (recordar por ejemplo la de Sigmud Freud colgado de una azotea) es difícil encontrarle el significado.
Pasear por la Isla de Kampa puede ser una bonita experiencia. Es un oasis de tranquilidad justo al lado del bullicioso barrio de Malá Strana y con rincones encantadores al borde de sus canales. Algunas pequeñas barcas turísticas los recorren para enseñar a los visitantes esta parte de la ciudad desde otra perspectiva.
Ya metidos de pleno en Malá Strana volvimos a entrar en la vorágine de uno de los circuitos turísticos imprescindibles de Praga. A pesar de todo, y siendo el mes de julio, yo me esperaba las calles aún más llenas de visitantes, pero salvo en sitios puntuales como el Puente de Carlos o la Plaza de la Ciudad Vieja en el resto de la ciudad se podía andar y disfrutar tranquilamente.
Subiendo las empinadas calles que llevan al Castillo de Praga fuimos descubriendo las bellas edificaciones barrocas que salpicaban ambos lados de la calle, y en general todo el barrio de Malá Strana. Fachadas barrocas que embellecen la ciudad y de las que no podía apartar la vista. Llegados a la explanada, y con la imponente presencia de la Catedral de San Vito, pudimos disfrutar de unas preciosas vistas panorámicas de la ciudad de Praga. Desde ese privilegiado observatorio es posible divisar -si uno se fija detenidamente- desde las magníficas torres de la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn a la fea torre de televisión, o la famosa "casa danzante" junto a los rojizos tejados de las casas de Malá Strana.
La Catedral de San Vito, como ya había dicho antes, presenta una imagen imponente. Se encuentra en el interior del recinto del Castillo de Praga y su inicio de construcción se remonta al siglo XIX, aunque no se llegó a acabar hasta principios del siglo XX. Sin duda es el templo más importante y más grande, pero además es un lugar verdaderamente importante para los checos y donde se encuentran sepultados sus reyes más importantes de Chequia y Bohemia.
La visita al interior de la catedral me sorprendió por las dimensiones de la nave principal, majestuosa, sustentada por enormes columnas de piedra que soportaban la bóveda. A su vez las numerosas, coloridas y elaboradas vidrieras tamizaban la luz del sol en una gran variedad de tonalidades de color. Dedicamos tiempo a observar con detalle la complejidad de las escenas de la vidrieras y el detalle de las figuras que delimitaban el emplomado de las mismas.
Los detalles de orfebrería presentes en muchas esculturas también nos llamó la atención. La impresionante tumba de San Juan Nepomuceno es un claro ejemplo. Los relieves son magníficos y el cuidado del detalle de los ropajes y las expresiones de los rostros de las esculturas encomiable. No es de extrañar que las tumbas de San Juan Nepomuceno y de Carlos IV sean los puntos más fotografiados del interior de la Catedral de San Vito.
Es posible subir -previo pago- a lo alto de una de las torres de la Catedral de San Vito para disfrutar de las vistas panorámicas de la ciudad. Nosotros no lo hicimos al final ya que consideramos que con las fantásticas vistas que ofrece el mirador de la plaza del castillo era más que suficiente. Ya en el exterior pudimos admirar de nuevo las formidables dimensiones de una de las catedrales más bellas de Europa y pudimos también recorrer su perímetro. Justo frente a la catedral esta el Antiguo Palacio Real, lugar de residencia de los reyes de Bohemia. Hoy se utiliza para eventos especiales y es sede de las oficinas del presidente de la República Checa.
Posted in: República Checa Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook