La tarde en la isla de Java continuó intensa. Recuerdo cuando regresábamos sobre nuestros pasos en el coche la sensación de haber vivido uno de esos momentos viajeros que permanecen en la memoria para siempre. Las imágenes que me venían del Templo Borobudur unido a los impresionantes paisajes de Java que podía contemplar desde la ventanilla llenaba mi espíritu de satisfacción. Pero aún quedaba otro plato fuerte, los templos hinduistas de Prambanan. Otra de las maravillas que Yogyakarta posee en sus alrededores. Aunque antes decidimos parar en otro magnífico templo en la pequeña localidad de Mendut. El Templo Budista de Mendut que data del siglo IX y desde entonces contempla el devenir de los tiempos. La parada es obligada ya que se encuentra a menos de cinco kilómetros de Borobudur. En nuestro paseo por la aldea también entramos al monasterio budista que se encuentra cercano al templo y pudimos ver algo de la vida de los monjes budistas con sus salas de oración y una gran estatua de Buda reclinado.
Después de pasear por la aldea de Mendut, y tras comprar una camiseta con la imagen del Templo de Borobudur por 30.000 rupias indonesias, poco más de dos euros, continuamos nuestro camino hacia los Templos de Prambanan. Pero antes
quisimos comer algo. En nuestro hotel nos habían preparado amablemente un desayuno para llevar a las cinco de la madrugada del que pudimos dar cuenta antes de entrar en el Templo de Borodudur. Pero ya habían pasado demasiadas horas y nuestro conductor nos acercó hasta un restaurante local que se encontraba en un desvío de la carretera que llevaba a Prambanan. Un acierto, con comida local y en mitad de una jungla, pero con la carta sólo en indonesio y los camareros sin saber ni papa de inglés. Al final por deducción conseguimos pedir unos ricos platos. Y tras la comida, un trayecto por carreteras que discurrían cerca de las laderas del Volcán Merapi y que nos ofrecieron preciosas vistas de arrozales y aldeas, montañas y volcanes hasta llegar a los Templos Hinduistas de Prambanan.
Y por fin.....Prambanan. Este impresionante conjunto de más de 200 templos hinduistas fueron declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO debido a su importantísimo valor arquitectónico y su dilatada historia. Su construcción data del siglo IX cuando en Java Central dominaba la tradición hindú-javanesa. Su proximidad al templo budista de Borobudur -construido en la misma época- indica la ejemplar convivencia entre religiones en Java, algo que hoy en día debería hacernos reflexionar y de lo que también deberíamos sacar conclusiones.
A medida que nos íbamos acercando a los templos principales por la avenida ajardinada que da acceso a ellos, la grandiosidad del templo mayor con sus 47 metros de altura nos impresionó. Dedicado al Dios Shiva, que representa el dios destructor del mundo, los tres ojos en su rostro poseen la cualidad de ver las tres dimensiones del tiempo, el futuro, el presente y el pasado. Cuando ya estuvimos más cerca del templo principal nos quedamos sin palabras al contemplar la gran cantidad de templos menores que se encontraban en ruinas o derruidos en su totalidad. Las piedras que antes daban forma a imponentes y fastuosos templos ahora se apilaban sobre lo que en su día fue la base de los mismos. Una verdadera lástima. Además no ayudó el gran terremoto que sufrió la región de Java Central en el año 2006 en el que fallecieron varios miles de personas y que dañó gravemente el patrimonio cultural de la isla.
Pero a pesar de los castigos que la naturaleza ha llevado a cabo en Yogyakarta, Prambanan aún conserva una belleza y un esplendor únicos. Lo primero que te viene a la mente al contemplar el conjunto de templos hinduistas son los templos de Angkor Wat en Camboya. Aunque rápidamente los indonesios se apresuran en recordarte que Prambanan es más antiguo que Angkor. Primero fue Prambanan y dos siglos más tarde ya vinieron los de Angkor, me decían.
El interior de los templos mayores alberga la imagen de deleidades en un espacio pequeño y claustrofóbico. Como dije, el templo de mayor tamaño fue dedicado al Shiva, el dios destructor, y los otros dos grandes templos que lo flanquean a derecha e izquierda fueron dedicados a Brahma el dios creador y a Wisnhu el dios sustentador. Al igual que el Templo Budista de Borobudur, el formidable conjunto arquitectónico de Prambanan fue rescatado del olvido por los colonizadores holandeses que dedicaron esfuerzos importantes a la recuperación de este conjunto único. Desafortunadamente algunos de sus templos sufrieron importantes daños en los terremotos, aunque el lugar sigue siendo magnífico. Parece ser que existen planes para ir restaurando poco a poco cada uno de los templos derruidos, aunque parece no ser una prioridad para las autoridades indonesias. También es verdad que la tarea es verdaderamente ingente.
Entrando en detalle los Templos de Prambanan presentan todas sus fachadas cubiertas de relieves los cuales representan diferentes escenas. En realidad la mayoría son relieves que ilustran sobre la epopeya del Ramayama ¿Y que demonios es esto de la epopeya? Pues es un texto épico de nada más y nada menos que 24.000 versos en la que se fundamenta la historia popular de la mayor parte del sudeste asiático y que a su vez proveniente de la literatura sánscrita. Lo cierto es que los relieves son de gran belleza y verdaderamente elaborados.
Candi Sewu
Dedicamos la tarde completa a explorar los Templos de Prambanan, lo que significó que estuvimos expuestos al tórrido sol de las primeras horas de la tarde, así que cualquier sombra proporcionada por los árboles que se repartían por el parque ajardinado estaba muy cotizada. Pero sin duda es la mejor y más práctica forma de conocer Prambanan, pasear por sus plazas y recorrer cada una de sus edificaciones, acariciar esa piedras milenarias, sentirlas y valorarlas como se merecen. Una vez completado el circuito por estos templos fuimos dirigiéndonos a la salida. Pero antes de llegar a ella habíamos leído que había un trenecito turístico que te llevaba a otro conjunto de templos que, por encontrarse a casi un kilómetro de Prambanan, no era especialmente visitado. Se trataba del conjunto de templos budistas de Sewu, Sin la espectacularidad del Templo de Borobudur, se trata del segundo en tamaño e importancia de Indonesia. La entrada está incluida con la de Prambanan, al igual que el trenecito -o al menos nadie nos pidió tícket- y que nos resultó de gran utilidad porque a ver quién era el valiente que caminaba otro kilómetro más con la solana que había.
El Candi Sewu está formado por 249 construcciones alrededor de un templo principal que se eleva 30 metros sobre el suelo y que data del siglo VIII. Al igual que en Borobudur está dispuesto al estilo del mandala formando un rectángulo en cuyo interior se levantaban las diferentes construcciones y con las cuatro entradas al recinto que se corresponden con los puntos cardinales. A su vez las entradas se protegían cada una con dos guardianes que han sobrevivido hasta nuestros días. En las proximidades del Candi Sewu se alzan otros templos menores que complementan todas las construcciones budistas de la planicie de Prambanan. El Templo de Bubrah y el Templo de Gana, mas otros de los que apenas quedan ruinas y que custodiaron al Candi Sewu durante siglos. Pero no pudimos visitarlos por falta de tiempo. Preferimos dedicar ese tiempo a los más importantes de la región de Yogyakarta. Lo que resulta evidente es que la proximidad de estos dos templos tan importantes para el budismo y para el hinduismo en el caso de Prambanan nos habla de la armonía con la que ambas comunidades coexistían. La reconstrucción de los templos del Candi Sewu se inició hace un siglo con la rehabilitación del templo principal y otros templos importantes a su alrededor, pero el terrible terremoto del año 2006 causó importantísimos daños estructurales y ha ralentizado el ritmo de restauración. A pesar de ser un templo maravilloso resulta ciertamente desolador ver la acumulación de montañas de piedras que en otros tiempos dieron forma al Candi Sewu. Y esto fue lo que nos dio de si aquel día en Yogya como gustan llamar a su ciudad los locales de Yogyakarta. Satisfechos e ilusionados por toda la belleza que habíamos tenido la suerte de contemplar, pero eran ya las seis y media de la tarde, la noche comenzaba a caer y nuestro despertador había sonado a las cuatro de la madrugada. Demasiadas horas en pie, había llegado el momento de regresar a nuestro hotel, ducharnos e ir a cenar.
Pinchar para ampliar
Posted in: Indonesia Enviar por correo electrónico Escribe un blog Compartir con Twitter Compartir con Facebook