Precious cargo (Max Adams, 2016. Canadá): un actioner estúpido que sin embargo se deja ver gracias a ese cúmulo de tópicos y a esa autoparodia, el cual se olvida con la mitad de tiempo que conlleva el perder la hora y media de tiempo que hay que emplear para verla. Historia de ladrones con (des)honor y un gangster con delirios de villano de 007, un Bruce Willis al que ya no le importa parodiarse abiertamente, un poco al estilo de Nicolas Cage. A Willis le acompañan la otrora bella Claire Forlani y Mark Paul Gosselaar, aquél guaperas de Salvados por la campana. Nada nuevo bajo el sol de las películas de acción que se hacían hace quince o veinte años, sólo que hoy a eso se le considera serie B. Y, lo más sangrante, es que divierte pese a ser deleznable.
Precious cargo (Max Adams, 2016. Canadá): un actioner estúpido que sin embargo se deja ver gracias a ese cúmulo de tópicos y a esa autoparodia, el cual se olvida con la mitad de tiempo que conlleva el perder la hora y media de tiempo que hay que emplear para verla. Historia de ladrones con (des)honor y un gangster con delirios de villano de 007, un Bruce Willis al que ya no le importa parodiarse abiertamente, un poco al estilo de Nicolas Cage. A Willis le acompañan la otrora bella Claire Forlani y Mark Paul Gosselaar, aquél guaperas de Salvados por la campana. Nada nuevo bajo el sol de las películas de acción que se hacían hace quince o veinte años, sólo que hoy a eso se le considera serie B. Y, lo más sangrante, es que divierte pese a ser deleznable.