El Kostas admite influencias tan variadas y dispares como Leño, adalides del rock urbano con Rosendo Mercado a la cabeza; los recordados Cucharada, rebeldes con causa con un jovencito Manolo Tena de cantante respondón; La Polla Records, con perdón; los mismísimos Triana de Jesús de la Rosa, o los precursores Burning, los reyes de La Elipa; sin olvidar a poetas fundamentales de la cosa física y sentimental como Lorca o Neruda. Gente vividora, mayormente, y transgresora y poco prudente. La poesía automática y el rock & roll siempre casaron bien, aunque por lo civil, ponga un predicador en su vida marítima.
El Kostas anuncia que hará cosas "muy gaditanas", un guiño que no nenecsariamente implica la obligación de hacer el gaditano, más bien jugará con las palabras y con la gente, como hacen los poetas callejeros gaditanos cuando les place en la plaza. A unas horas del fatal 11-S, sálvese quien pueda, pidan el último deseo, llega el indómito Kostas para montar el jápenin. Septiembre, Cultura, Diario de Cádiz