No creo que tengas ningún problema si haces las cosas sabiendo bien lo que haces y si tienes un motivo profundo que te mueve a hacerlas. No es que apoye que el fin justifique los medios (que habría que estudiar cada caso), pero sí que siempre haya algo por dentro que haga que no se muera la inquietud.
Una inquietud que nos mantiene vivos, un "no parar" que ocupa prácticamente el 80% de tu día activo (eliminando las horas de sueño), un "no parar" que no te permita pensar y que, sin llegar a saturarnos, puede llegar a ser muy recomendable en algunos momentos de tu vida.
Y es que lo importante no es que ahora mismo estés haciendo algo que merezca la pena, sino tener la intención de hacerlo. Ya que eso te garantizará retomar esas acciones en un futuro cercano, cuando verdaderamente puedas.
Aun así, sigue buscando cosas e intenta planificar tu tiempo con el objetivo de dedicar tus horas libres a algo verdaderamente productivo y que te llene por dentro.
También ver que no estás en el camino que quieres o que no veas tu vida encaminada, no quiere decir que no la tendrás próximamente.
Está permitido salirse del camino en algunos momentos de tu vida, puedes incluso equivocarte, siempre y cuando rectifiques a tiempo y puedas encauzar tu vida por el camino que verdaderamente quieres.
Puede ser que el tiempo de transición (no saber a donde vas, creer que no tienes un camino...) te de el empujón que necesites para encontrar el sentido que quieres darle a tu vida.
Ponte prioridades y dedicate ahora a lo que te tienes que dedicar. Tendrás tiempo más adelante de hacer grandes cosas.
Y nunca olvides que mover pequeños granos de arena, son el comienzo para llegar a mover montañas.
Felices fiestas.
Pablo Escribano.