Imagina: un cursi vestido de arriba abajo de azul clarito. Subido en un caballo blanco, siempre al trote, empeñado en que te subas con él estilo amazona, o sea, de lado. Que vive en un castillo que comparte con sus padres, y el padre es majete pero la madre es mala malísima. Que a la mínima de cambio organizan bailes en los que te tienes que meter en un vestido tipo merengue y sonreír sin ganas a un montón de gente que te hace la pelota sin parar. Que están empeñados en que te quedes embarazada, por eso de los herederos. Que lo más gracioso que pasa lo provoca un enano vestido con cascabeles al que llaman bufón, un pelín pesado para mi gusto. Menos mal que puedes hablar con los animalitos del bosque para desahogarte...
O… Un un pedazo de tío montado en un caballo que te sube con él sólo con agarrarte por la cintura (y eso mola mucho), y montas como él, a horcajadas. Y vais a toda velocidad porque los malos te quieren secuestrar y él, como te quiere con locura haría cualquier cosa por salvarte. Y como no tiene casa (esto no mola tanto, pero te lo puedes llevar a la tuya), siempre vais a ver a amigos divertidos, que sin planearlo hacen fiestas todas las noches, y cantan, comen y se ríen sin parar. Y aunque no llevas un vestido precioso, te sientan de maravilla sus camisas anudadas en la cintura, un pantalón y unas botas. Y todas la mañanas salís juntos a caballo en busca de aventuras o a dar un palo al tonto del príncipe azul.
Está clarísimo ¿no?