Porque hablo, claro está, de premios otorgados por la voluntad de unos y ante la aquiescencia de los demás. No hablo de la Bota de Oro (para los no futboleros, premio que se otorga al mayor goleador de las ligas europeas). Aquí gana el que mas goles marca. Sin opiniones, valoraciones ni zarandajas. Esos, los premios valorativos, son otra historia y merece la pena hablar de ellos.
Hay que ser valiente para dar un premio. Este pasado martes se dieron en Compostela los "Magnum" del vino gallego, que otorga el Instituto Galego do Viño. Son seis premios a diversas facetas del mundo del vino, desde la promoción, el mejor vino, la mejor bodega (como colección de vinos), mejor sumiller, vino revelación y una ultima categoría del tipo "a toda una vida" dedicada al vino (en el buen sentido, capullos).
En realidad lo que acabo de decir no es del todo cierto. Un premio si congrego cierta unanimidad (95% al menos) entre aquellos a los que pude consultar. Fue el otorgado a Bernardo Estévez y el Issué de 2010. Vinazo. A mi también me lo parece, aunque se que hay quien no quiere verlo delante y afirma sin ambages que está cargado de defectos. Por eso el 5%...
Patrocinar un evento y que te den un premio es, como poco, falto de elegancia. No hablo de merecer o no, insistió, hablo de estética.
Otro premio de los celebrados de verdad es el que se entregó a Gerardo Mendez, de quien recuerdo un Do Ferreiro de 2007 espectacular que me introdujo ya sin remedio en la linea de los fanáticos de ese albariño tan desconocido; el autentico. Gerardo merecía un reconocimiento y no está mal que le llegue ya, aunque creo que el se siente reconocido cada vez que uno abre una botella, por ejemplo, de Tomada do Sapo y se le abren los ojos.
No se si está bien o mal dar premios. Se que en ocasiones recibirlos es bonito y lo digo no habiendo recibido nunca (ni mereciéndolo) ninguno. Pero si se que hay cosas peores que dar premios: que los que lo reciben no valoren su importancia. Y al menos dos de los premiados el martes no solo no tenían cara de estar recibiendo un premio, sino que parecían lamentarlo.
Tal vez sean cosas mías. En definitiva, bien por la organización que se atrevió a sacar de lo privado unos premios en mi modestísima opinión importantes y necesarios y bien por los nominados, que aguantaron a lo Meryl Streep el tirón de no recibir un premio que, en algún caso, debió recaer en ellos/as. Elegancia, aquí si, a raudales.
Esperemos a 2015. A ver que tal...
*Fotos. la web, mi autoría y A. Ballesteros.