Hay nombres que se repiten año tras año en las candidaturas, como si no hubiera más intérpretes, coreógrafos, directores o compañías en España... En las últimas ediciones, los asistentes a la gala sabían ya que si estaba Animalario en liza no tenían prácticamente nada que hacer. Hasta llegar al ridículo del año pasado, en que la gala se celebró después de que, horas antes, se supieran ya los premios porque habían aparecido en la página web de la SGAE.
Naturalmente, hay aciertos. El arte de la comedia y La función por hacer (a la que corresponde la foto), que optan al mejor espectáculo de teatro, son dos de las mejores funciones que se han visto el pasado año pero, si no estoy equivocado, el primero no ha salido de Madrid. También hay candidatos que sólo se han presentado en Barcelona; chocan las muchas candidaturas de Blancanieves Boulevard, que curiosamente no pelea por el premio al mejor espectáculo de teatro musical. Con todos mis respetos y mi cariño hacia Cristina Hoyos, no es de recibo que esté en la terna de candidatos a la mejor coreografía por su trabajo ("una pinceladita", como ella misma confesaba) en Bodas de sangre.
En fin, que sigo convencido de que los premios Max no son, en absoluto, representativos de la realidad del teatro español.
Muy distintos son los premios que otorga la Unión de Actores, limitados lógicamente al trabajo interpretativo, y que se extienden al cine, la televisión y el teatro. Por lo que se refiere a esta categoría, hay naturalmente gustos, pero no se le pueden poner peros a las ternas, con nombres y actuaciones tan indiscutibles como las de Nuria Espert, Gloria Muñoz, Concha Velasco, Pedro Casablanc, José María Flotats y Carlos Hipólito, los seis candidatos a mejor actriz y actor protagonistas.