Se podría realizar un símil entre el trabajo de un escultor de la piedra del basalto de Tula hidalgo en México, y el trabajo de los grandes cadenas de comunicación en países como Perú, México, Colombia, Chile entre otros tantos que desbordarían párrafos interminables, estos monopolios de la comunicación se dedican a esculpir comportamientos, conductas que disciplinan el existir de sus receptores. Sabemos que existe una concentración de canales de televisión, emisoras radiales y periódicos en unas pocas manos, por lo general éstas pertenecen a de empresarios, políticos y familias influyentes; unos privilegiados que contradictoriamente llaman a los pobres, trabajadores, afrodescendientes e indígenas, a quienes viven con menos de dos dolares diarios, que sabemos que son una mayoría; las minorías.