Estos trastornos representan el 45% de las enfermedades que afectan a la población de entre 10 y 24 años de edad en el mundo y son una carga de salud pública mucho más importante -por la pérdida de años de vida debido a la discapacidad- que las lesiones por accidentes de tráfico y las enfermedades infecciosas y parasitarias, como malaria y VIH. Parte de la explicación está en que los adolescentes han quedado relegados en los programas de salud porque siempre se ha considerado a este grupo de edad como un "grupo sano".
El periodo de edad entre los 10 y 24 años (que correponde al 27% de la población total del mundo, unos 1.800 millones de personas) es crucial ya que sigue siendo el más vulnerable y el que representa la tasa más alta de mortalidad en el mundo. Además, en él se establecen los factores de riesgo de varias enfermedades y problemas de salud de repercusión más tardía en la vida, como el abuso de sustancias, los embarazos no deseados y las infecciones de transmisión sexual. La sorpresa de este estudio es que la principal causa de discapacidad tanto en hombres como mujeres son las enfermedades neuropsiquiátricas, con una incidencia de 45% en la población, principalmente la depresión, el abuso de alcohol, esquizofrenia y el trastorno bipolar.
El otro día tuve una reunión en la Consejería de Enseñanza de Catalunya con la Directora General de la Atención a la Familia y Comunidad Educativa (cuya cabeza visible es Irene Rigau, una excelente política y profesional) en donde, a un grupo de médicos, nos expuso su preocupación la necesidad de enfocar los esfuerzos en la prevención de las enfermedades no transmisibles y en los factores de riesgo que no causan mortalidad sino discapacidad en adolescentes y jóvenes. Fue muy alentador.