Comenzaremos por limpiar todas las hojas y ramas secas acumuladas por el suelo y los rincones. Hecho esto nos centraremos en las "malas hierbas" que hayan podido crecer durante el invierno. Debemos arrancar las "malas hierbas" de raíz, y por lo tanto tendremos que tener un sustrato húmedo para que salgan con facilidad y no se partan. Ésta tarea la podemos realizar a mano o ayudándonos con alguna herramienta como escardillas o gubias de jardinero.
El siguiente paso será la poda. Los setos, arbustos, árboles y plantas trepadoras de nuestro jardín van a necesitar que los liberemos de aquellas ramas marchitas, deformadas, enfermas e innecesarias para poder rebrotar con fuerza. En nuestros setos podemos hacer ya una poda de formación a nuestro gusto.
En el caso de los rosales los podaremos como ya os enseñamos en otro artículo. (ver poda del rosal).
Las gramíneas y plantas vivaces debemos cortarlas al ras.
Preparación del sustrato.
El terreno puede estar reseco, apelmazado en exceso y falto de nutrientes. Es ahora cuando debemos enmendar éstas carencias. Comenzaremos por remover el sustrato, aireándolo, para después agregar tierra nueva y fértil además de abono ecológico. Volveremos a remover para que se incorporen todos los elementos. En plantas con maceta o jardinera, realizaremos los trasplantes que sean necesarios. Si el trasplante no es necesario abonaremos y añadiremos tierra nueva a nuestras plantas. Hecho ésto terminaremos la preparación del sustrato con un riego.
Es el momento también de plantar nuevas flores de temporada (violetas, caléndulas, gazanias...) así como
árboles y arbustos anuales, setos, vivaces y especialmente coníferas en contenedor.
Ya tenemos todo listo para la llegada de la primavera, sólo nos queda esperar para disfrutar de nuestro jardín.