Es una aunténtica pena que haya muchos ciclistas que estén varios meses saliendo con la bici, entrenando, y que lleguen a la competición en la que se habían centrado fatigados. Esto suele ocurrir por no tener una preparación clara a la hora de ponernos a entrenar.
¿Y cómo se debe entrenar un ciclista para llegar bien a la competición? Ésta pregunta se la hacen varios deportistas. Lo primero que debemos evitar es cometer el error de entrenar una prueba la semana que se va a celebrar. La forma física para las carreras se desarrolla durante mínimo un mes de preparación. Si conocemos los detalles específicos acerca de los contrincantes o el recorrido, podemos diseñar un entrenamiento según las exigencias que haya en la competición.
Si estamos hablando de una prueba que tenga importancia, debemos acudir en una condición física que sea la mejor. Esto implica un proceso que se conoce como sobrecompensación. Este término se usa cuando estamos describiendo el período anterior a una competición de importancia, durante la cual el ciclista reduce su entrenamiento hasta un nivel de preparación. Normalmente a esta fase le sigue un período de intenso entrenamiento y de competiciones. Esto lo que pretende es producir una superadaptación de los sistemas del cuerpo. Ayuda a regenerar el sistema nervioso central y ayuda a disfrutar de una disposición mental buena.
Es decir, la sobrecompensación eficaz debe tener una reducción gradual del esfuerzo que hacemos entrenando. Para muchos, esto es una cosa “peligrosa”. ¿Por qué? Creen que así no mejorarán entrenando y perderán su forma física. Sin embargo, un exceso de entrenamiento hará que el ciclista se estanque y no consiga sus objetivos en las carreras.
Muchas veces hay un error con la sobrecompensación: eliminar todas las intensidades que tengan en el entrenamiento antes de la competición. La sobrecompensación ha de realizarse con la misma intensidad que el entrenamiento que hagamos normalmente, pero reduciendo la duración del esfuerzo. Los períodos de sobrecompensación no suelen ser iguales que los de descanso.
Cuando tenemos una prueba de menor importancia, necesitaremos asegurarnos de que estemos frescos y bien descansados. La semana anterior a la carrera debemos dedicarla a pulir nuestras capacidades, permitiendo que nuestro organismo recupere.
Debemos reducir el tiempo total dedicado al entrenamiento, pero también debemos mantener la misma intensidad hasta un par de días antes de la prueba. Es entonces cuando debemos descansar por completo entre uno y dos días antes de la competición. Podemos practicar un ejercicio de resistencia corto y fácil el día anterior. Es decir, que no os propongáis hacer 100 kilómetros a una media de 35 el día antes de la prueba.
Pero también hay otros condicionantes para las competiciones. Cuando lleguemos a la prueba, debemos reconocer el circuito por el que vamos a competir. Podemos hacerlo ya en bici, como uno de los ejercicios del pre-calentamiento o en coche. Debemos recordar bien las subidas, los descensos, las curvas, baches y demás cosas que creamos fundamentales para que la carrera vaya lo mejor posible.
Cuando competimos en carretera, debemos buscar los mejores sitios para marcharnos o recuperar de un ataque. Debemos informarnos de dónde viene el viento para colocarnos bien en el pelotón, sobre todo donde pegue más fuerte.