Con la crisis han vuelto las fiambreras, primero al trabajo de los adultos y más tarde a la escuela. Para preparar la fiambrera de los niños debemos descartar el “todo vale”, porque así como exigimos que el comedor escolar sirva alimentos de calidad, también nosotros debemos hacerlo.
El Instituto Silestone da unas pautas lógicas y sencillas para evitar los dos problemas que acarrea una fiambrera: el riesgo microbiológico por la necesidad de conservar los alimentos, y la rutina o aburrimiento de repetir menús.
- Utilizar siempre tuppers o fiambreras limpios
- Lavarse las manos antes de manipular los alimentos
- Mantener la higiene de los cubiertos. Separar los usados para preparar alimentos cocinados de los de crudos.
- Evitar los alimentos templados. Es en esa temperatura en la que se desarrollan los microorganismos. Los platos deben estar muy calientes o, si son fríos, mantenerlos fríos con una bolsa-nevera o unos acumuladores de frío (esos bloques plásticos generalmente de color azul que se guardan en el congelador y que están destinados a las bolsas-nevera)
- Comprobar que la fiambrera cierra herméticamente
- Preparar prácticamente los mismos platos que se comen en casa. No pensar que la fiambrera o tartera no puede contener lentejas, estofado de garbanzos o crema de verduras.
- Mantener en la nevera la comida preparada hasta justo antes de salir de casa. Refrigerarla de nuevo al llegar al colegio. Si no es posible, optar por los acumuladores de frío.
- Si se opta por un plato único, es recomendable que todos los ingredientes se mezclen en el último momento, cuando el niño vaya a comer. Esto es, para una ensalada de pasta, la madre puede guardar la pasta cocida en un tarro, la salsa en otro, y también el atún y el tomate por separado… El niño deberá mezclarlo y se le debe inculcar que es algo divertido.
- Si se opta por varios platos, las raciones deben ser las justas y que no sobre comida.
- Si se deja enfriar un alimento a temperatura ambiente, no dejarlo más de una hora. Tapar herméticamente y guardar en la nevera.
- Evitar alimentos de riesgo: huevos, salsa mahonesa, aves…
- No utilizar nunca las sobras del día anterior ni alimentos preparados con más de 48 horas de antelación.
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