- Confusiones en el régimen de ciertos verbos hacen que se introduzca a cuando no debe haber preposición alguna. Es lo que sucede con mandar. Si aparece a, la idea es de finalidad:
- Sin embargo, si lo que se quiere expresar es solo la acción que depende del verbo (el complemento directo), la preposición no debe aparecer:
- Algo parecido sucede con el verbo acostumbrar. Con preposición posee el sentido de ‘habituar’, ‘adquirir la costumbre’:
- Por el contrario, cuando equivale a ‘soler’ no debe ir seguido de a:
- Entre el verbo dignarse y un infinitivo tampoco debe aparecer la preposición a:
Dada la frecuencia de uso de los últimos dos casos, la RAE expresa que “no hay por qué censurar el uso de la preposición a”.