Profesor del Departamento de Historia. Facultad de Humanidades, Universidad del Valle (Cali). Bachiller en Historia en la Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga. Maestro en Historia con mención en Historia Andina.Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sede Ecuador (FLACSO). 1997 Para la obtención de la Licenciatura en Historia.Tesis: Cultura Política y Representaciones Coloniales en el siglo XVIII.
La historiografía colombiana le ha presentado muy poca atención al estudio de los sujetos subalternos a partir del discurso, la subjetividad y los procedimientos de representación. Si bien la historia social-mundial y colombiana- ha estudiado la experiencia de las clases populares ya sea desde la perspectiva marxista inglesa, de los Annales” o de la microhistoria italiana, generalmente centraron su atención al vínculo entre las clases populares y los procesos globales, estudiando la protesta social, la mentalidad colectiva, el trabajo, la cultura (material) y la vida cotidiana. Pera hacia los años setenta, estas perspectivas sufrieron importantes transformaciones provocada por rupturas, algunas veces por crisis y desplazamientos epistemológicos en las ciencias sociales y humanas, fue en ese contexto que emergieron y se consolidaron los Estudios culturales, los Estudios de la mujer, los Estudios subalternos y los Estudios poscoloniales, que abordarían la experiencia subalternas a partir de novedosos enfoques que incluye la semiótica, la nueva crítica, la desconstrucción, la hermenéutica, el neohistoricismo, el psicoanálisis y el análisis del discurso.
Así las nociones de sujeto y cultura fueron oportunamente redefinidas. Con respecto a la noción de sujeto, que tiene una matriz filosófica y psicoanalítica, sin embargo las contribuciones de Lacan y Foucault fueron decisivas en el debate académico. Para el primero, los sujetos son radicalmente distintos del yo, es concebido como producto ilusorio del estudio del espejo e implica un proceso de alienación; mientras que para el segundo, el sujeto se configura en el poder y el juego de la alteridad, entre lo Mismo y lo Otro. También desde la sociología pos-estructuralista (Giddens, Bourdieu, Alexander) se criticó tanto a losmodelos que enfatizaban en el sujeto racional (Weber), en la racionalidad de la acción (Humanas), como a las teorías que conciben al sujeto determinado por la estructura (marxismo, estructuralismo, funcionalismo y teoría de la modernización). Por otra parte, la noción de cultura se empezó a entender desde el “giro hermenéutico” como “las redes de significación” (Geertz); en términos de “orientalismo”, noción eurocéntrica que se esfuerza por especificar el “mundo” asiático como el otro (Said); como espacio de conflicto, resistencia y negociación (Thompson, Williams, Hall, Bhabha); como violencia simbólica, hábitos y campo (Bourdieu); como formas de uso, consumo y producción (De Certeau); o como experiencia que se constituye históricamente a partir del saber, el poder y la relación ética consigo mismo (Foucault).
Entonces, la cultura ya no es simplemente la reproducción sincrónica e institucionalizada de normas, actitudes y conductas sino que es fundamentalmente la construcción de sentido, configuradas por el poder, el conflicto y el cambio. En este sentido, las nociones revisadas de cultura, sujeto y poder han tenido una poderosa influencia sobre los estudios culturales e históricos más recientes, que han revaluado el análisis de la experiencia y la producción cultural en términos más amplios, relaciones organizadas por el poder –patriarcal, colonial, material y discursiva- configurado subjetividades, relaciones e identidades sociales en términos de clase, etnia, nación, género y sexo (Spivak, Das, Guha, Butler, Scott).
Así pues, la crítica ala epistemología eurocéntrica y androcéntrica abrió el camino para deconstruir los relatos sobre los sujetos subordinados, como lo sostienen Manuel Fernando Arce y Juan Carlos Alegría, éstos fueron clasificados a partir de un discurso occidental frente a un “Otro” extraño, estructurado por un conjunto de escisiones, cuyo centro es la razón, el orden, la normalidad y la salud; esta oposición además configura un juego semántico que opone: razón/sinrazón, salud/enfermedad; civilización/bárbaro, hombre/mujer, adulto/niño, rico/pobre, cristiano/idólatra y Occidente/Oriente, sistema que revela el orden de la propia identidad de un Nosotros, ésta ratificación lleva a rechazar, marginar, subordinar, encerrar o excluir al “anormal”, al “desviado”, al “enfermo”, al “degenerado” y al “delincuente”. Los “otros” se hacen inteligibles en los textos científicos, literarios, etnográficos o historiográficos solamente cuando ingresan dentro del orden del discurso y las reglas de su producción.
El propósito de este trabajo, como lo sostiene los autores, es: “La historia de los degenerados no pretende ser una historia de las representaciones, ni de las ideologías, de los violentos ni de los pobres y hambrientos, no pretende rescatar al sujeto avasallado por la mecánica de la dominación. Es una historia en realidad de los espacios cerrados y abiertos, no una historia de la geografía, sino una cartografía de la historia, en el que los internados se liberan y los afueras se encadenan bajo el proyecto republicano” (p. vii), Por lo tanto, no es simplemente el registro histórico de los sujetos de conocimiento y de representación. En este punto, esta investigación rompe con la historia social colombiana, porque al seguir la línea analítica de Foucault, los autores enfatizan en la formación discursiva y en el lenguaje que fue usado para emitir enunciados sobre tópicos que, como dice Foucault va más allá de “la obviedad y el lugar común”, esto lleva a identificar un conjunto de reglas que producen conocimientos y practicas ejercidas por individuos en diferentes instituciones. Los hechos de por sí no deciden sobre su verdad o falsedad, sino los “modos de percibir y hacer cosas” que atraen la atención de acuerdo con las reglas de producción de verdad de cada cuerpo discursivo. El lenguaje que se usa para describir la “realidad” se altera e interfiere en el proceso de decidir las características y los énfasis de la descripción, porque cada orden discursivo usa sus propias categorías, lenguajes, imágenes e ideas para representar. Así al organizar, catalogar y analizar el mundo social y natural supone una operación de poder porque se las inscribe dentro de un régimen de verdad.Estas herramientas han sido aplicadas con rigor analítico, creatividad intelectual y sustento empírico, expresándose en la coherencia teórica, narrativa y formal. Son tres capítulos dispuestos a sustentar la episteme de la época republicana, desde la literatura científica de viajeros, naturalistas, burócrata y políticos de fines del siglo XVIII y la primera mitad del siglo XIX (Cap. I); pasando por los discursos políticos sobre el orden, la moral, la economía y la “reflexión médico-geográfica” de fines del siglo XIX, (Cáp. II); hasta los discursos nacionalistas, médicos, racistas, de progreso y modernización de las primeras décadas del siglo XX (Cáp. III). Si bien existe un orden cronológico en la exposición de estos textos y discursos, sin embargo esto no es el aspecto más importante, sino que el objetivo central es reconstruir las trasformaciones ene l campo del conocimiento. Esto se hizo posible gracias a las nociones de archivo, enunciado, arqueología, episteme y practica discursiva. Por tanto, tenemos una investigación que estudia exhaustivamente las reglas de formación de enunciados para el contexto colombiano de fines del siglo XVIII hasta principios del siglo XX, discursos que intentaban alcanzar una unidad y legitimidad como ciencia, teoría, política, ideología o texto. Estos, como insistentemente señalan los autores, están estrechamente vinculados con la formación del Estado republicano.
Además de estudiar la formación de los sistemas de saber y la construcción de los regímenes de verdad, los autores, con gran detalle y sustento empírico, exploran varios tópicos, destacándose la percepción médica, la disciplina, la moral, el control social, el paisaje, la sexualidad y la “raza”. Estos tópicos se inscriben en la episteme de la época republicana, acuñada acertadamente por Manuel Arce y Juan Carlos Alegría en esta investigación. El concepto de episteme es fundamental para comprender las condiciones de emergencia de los enunciados, de las reglas y la formación discursiva. Es decir, ciertas prácticas discursivas pueden alcanzar –como dice Foucault- una forma de unidad como “figuras, ciencia y, posiblemente, sistema epistemológicos formalizados” , pero advierte, no necesariamente la episteme pretenda tener un alcance total y uniformador, más bien reconoce que puede existir disonancias entre los discursos pertenecientes a una misma episteme, al respecto señala en, La arqueología del saber, “puntos de difracción posibles del discurso” , esta observación lo hace para no atribuir a las epistemes, de la época clásica a la época moderna, ningún valor preeminente.Desde esta forma, la construcción conceptual de la episteme de la época republicana, es tal vez una de las más importantes contribuciones hechas recientemente a las ciencias sociales en general y a la historiografía colombiana en particular. No es un trabajo en el que simplemente se aplicó las perspectivas analíticas y metodológicas de Foucault a una realidad como la colombiana, sino es el resultado de una investigación exhaustiva yoriginal. El horizonte teórico y empírico se ha ampliado y profundizado con esta investigación, actualiza no sólo la obra de Foucault sino también las más importantes contribuciones de las ciencias sociales. Es Foucault pero también tiene la virtud de entender el ejercicio académico como crítico, reflexivo y creativo.Estimado profesor, como ha podido apreciar, esta investigación supera las expectativas formales y académicas de un trabajo de grado. Por eso no sólo recomiendo pasar a evaluación, sino solicito que sea reconocida con el grado académico más alto, que nuestra universidad otorga en estos casos.
Santiago de Cali, 14 de noviembre de 2006
* Alegria Montaño, Juan Carlos; Arce Bejarano, Manuel Fernando. Historia de los degenerados en la época republicana. Tesis (LAUREADA). Facultad de Humanidades. Universidad del Valle. Cali, 2007.