Aunque La víspera de casi todo salió a la venta el pasado 9 de febrero, los madrileños tuvimos que esperar, ansiosos, hasta el pasado día 1 (de marzo) para ver a Víctor del Árbol (que llegó, a una librería atiborrada por sus lectores, tan simpático como siempre, junto con su editora Ana y el periodista Juan Carlos Galindo) presentar su nueva novela.
Tras el inicial saludo y preámbulo por parte de Ana y de una pequeña introducción de Juan Carlos en la que comentaba a grandes rasgos lo que le había parecido la novela, comenzó la presentación en sí a modo de entrevista en la que Juan Carlos preguntaba y, lógicamente, Víctor contestaba. Entre las preguntas realizadas se encuentran las siguientes*:
- ¿Por qué en La víspera de casi todo llevas a tus personajes a un lugar tan inhóspito? Es una novela de huida, de personajes que huyen, de náufragos y Costa da Morte es tierra de náufragos, es un lugar que imprime carácter y que no admite concesiones porque los elementos son tan viscerales que uno no tiene más remedio que adaptarse a una tierra que no es amable, al igual que no lo son ni el mar, ni el clima ni la gente (aunque no sea mala gente).
- ¿Cuándo construyes un personaje que vive situaciones duras, complicadas, no hay veces que piensas "me estoy pasando"? No, no tengo la sensación de pasarme, sólo me pongo un límite que es el de no caer en lo pornográfico, en lo excesivo por anecdótico. En esta novela he creado personajes con los tres círuclos concéntricos: el círculo exterior o la vida pública (lo que nosotros conocemos de los demás), el privado (el que compartimos sólo con nuestro entorno, la familia, los amigos), y la vida secreta (que es aquella vida que no nos atrevemos a reconocer ante nosotros mismos, cuando tenemos pensamientos, sentimientos, instintos que no queremos reconocer, que nos asustan).
- En La víspera de casi todo no hay un malo malísimo ¿por qué? No quería dar ni a los personajes ni al lector una escapatoria fácil, alguien a quien poder culpabilizar.
- Tus otras novelas están ambientadas en un contexto histórico, pero ésta no ¿por alguna razón? Las personas también somos historia. En esta novela los protagonistas no están condicionados por la historia del exterior, del lugar o época en el que viven, sino por la suya propia, ¿qué somos: pasado presente o futuro?
- ¿En qué categoría encuadrarías a La víspera de casi todo? ¿en novela negra, quizá, por eso de que uno de los personajes es policía? No me gustan las etiquetas, pero en caso de tener que ponerla, tampoco sería la de novela negra. La novela negra actual es la que cuestiona la sociedad, la ética y la moral a día de hoy, pero en esta novela no hay ese trasfondo.
- ¿Qué esperas del lector, qué respuesta esperas de él al escribir? Del lector busco la empatía, la complicidad de poder compartir .
Y, como colofón, nos descubrió que ahora mismo se encuentra embarcado en la exploración del amor en la tercera edad escribiendo una historia de amor de dos personas que se conocen en un geriátrico.
Al acabar, Víctor se quedó firmando libros, los de todos, creo, salvo el mío, que el presupuesto es limitado y creo que tendré esperar a la Feria del Libro de Madrid para poder comprarlo (mientras voy ahorrando, jeje).
* Las preguntas y respuestas no están escritas de forma literal, pero casi, he abreviado las respuestas de Víctor porque, en alguna ocasión, dio, para mi parecer, más información de la deseada, y las preguntas están un poco replanteadas para seguir bien el ritmo, pero la esencia es la que es.
Resumen: Germinal Ibarra es un policía desencantado al que persiguen los rumores y su propia conciencia. Hace tres años que decidió arrastrar su melancolía hasta una comisaría de La Coruña, donde pidió el traslado después de que la resolución del sonado caso del asesinato de la pequeña Amanda lo convirtiera en el héroe que él nunca quiso ni sintió ser. Pero el refugio y anonimato que Germinal creía haber conseguido queda truncado cuando una noche lo reclama una mujer ingresada en el hospital con contusiones que muestran una gran violencia.
Una misteriosa mujer llamada Paola que intenta huir de sus propios fantasmas ha aparecido hace tres meses en el lugar más recóndito de la costa gallega. Allí se instala como huésped en casa de Dolores, de alma sensible y torturada, que acaba acogiéndola sin demasiadas preguntas y la introduce en el círculo que alivia su soledad.
El cruce de estas dos historias en el tiempo se convierte en un mar con dos barcos en rumbo de colisión que irán avanzando sin escapatoria posible.