CIUDAD DEL VATICANO, 21 FEB 2011 (Vatican Information Service).-Esta mañana tuvo lugar en la Oficina de Prensa de la Santa Sede la presentación del Mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma de 2011, que lleva por título: “Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado”, tomado de la Carta de San Pablo a los Colosenses.
Intervinieron en el acto el cardenal Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo “Cor Unum”; los monseñores Giampietro Dal Toso y Segundo Tejado Muñoz, respectivamente secretario y subsecretario del mismo dicasterio; y Myriam García Abrisqueta, presidenta de Manos Unidas España.
El cardenal Sarah, poniendo de relieve los lazos entre bautismo y caridad que el Papa subraya en su mensaje, afirmó: “Frente a los males reales del mundo estamos obligados a buscar soluciones para aliviar concretamente el sufrimiento, (...) pero Cristo ha fundado la Iglesia para dar mucho más. (...) Tanto en ámbito mundial como personal, los diversos aspectos del sufrimiento (...) requieren una respuesta que puede venir solo de la certeza de poseer la vida eterna”, prometida en el bautismo. La nueva naturaleza adquirida en el bautismo es “la fuente de la que brotan los actos específicos de caridad en beneficio de nuestros hermanos y hermanas”.
Después, el presidente de “Cor Unum” destacó tres elementos claves del mensaje del Santo Padre, que constituyen “una brújula para reavivar la vida sobrenatural que nos ha dado el bautismo”. En primer lugar, el Papa “fija citas concretas con personas y acontecimientos específicos en el curso de los cinco domingos de Cuaresma, proponiéndonos la Palabra de Dios que se proclama en esa ocasión. Así, quiere que experimentemos un encuentro personal con Cristo, la respuesta a los deseos más profundos del ser humano y del mundo”. En segundo lugar, “el encuentro con Cristo, en su Palabra y en los sacramentos, se manifiesta en obras concretas de misericordia”. Por último, el período de Cuaresma se presenta como “un camino (...) a lo largo del cual fructifica la semilla plantada con el Bautismo”.
Por su parte, la presidenta de “Manos Unidas” recordó que “las mujeres de la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, hace algo más de 50 años, lanzaron un grito de atención hacia el hambre en el mundo. En una hermosa expresión del “genio femenino” en la Iglesia, hicieron público un manifiesto (...) movidas, por su naturaleza y como madres, a dar y proteger la vida; y como mujeres católicas llamadas por Jesucristo, “a dar testimonio de un amor universal y efectivo por la familia humana”.
“Ya desde el principio -concluyó- entendieron que tenían que luchar contra el hambre de pan, el hambre de cultura y el hambre de Dios. (...) De este modo, esta organización de la Iglesia en España ha podido estar al lado de hombres y mujeres de más de 60 países a través de unos 25.000 proyectos de desarrollo”.