¿Presente?

Publicado el 18 junio 2013 por _jorge_

El ser humano tiene tendencia al catastrofismo. Nos gusta llorar y que alguien nos diga lo buenos que somos, lo bien que hacemos las cosas cuando verdaderamente somos instrumentos.  Mejor dicho queremos creer que nos une algo a la vida que nos hace pensar que es útil estar aquí. Desde que nacemos esperamos a morir. Todo reúne una serie de pautas que hace que nuestro cerebro se instale en un estado del bienestar que acompañamos con religiones, hijos y demás adláteres que se unen entre sí como si verdaderamente algo importara.

Me considero autodestructivo. No le tengo aprecio a la vida y menos o más bien le tengo poco aprecio al método en el que nos ha tocado vivir.  Eso hace que para el resto de mortales sea un bicho raro. Nadie se muere por nadie y menos por amor. La vida representa un paso del tiempo en que debemos estar obligados a tener apego a las cosas o a algo en concreto.

Demasiado inútil es todo cuando no conocemos el futuro ni el pasado. Analizamos el presente y nos damos cuenta que no entra en cabeza humana nuestra existencia. Irracional e insuficiente sin saber más de lo que sabemos.

Es más fácil creer en algo para comprender una necesidad imperante para sobrevivir. Agárrate a algo. Una estampita por aquí, un hijo por allá, una madre o un simple placer de ansiar más. ¿Más de qué?

La cuestión es necesitar lo justo sin más, para así poder hacer más llevadero -dentro de lo que cabe- nuestro paso. Es infructuoso ver como la gente se mata por obra y gracia de un ser todopoderoso. Como intentan cambiar el rumbo de cosas que nacen y mueren sin sentido alguno, igual que nosotros.

Nunca te diré que no lo hagas. Si quieres pegarte un tiro en la boca hazlo, me darás una razón para aguantar un día más aquí. No todos los días tienes algo nuevo que contar. Y menos un suicido así. Por lo menos que la espera sea más llevadera. Algo es algo. Siempre hay un consuelo y más para el tonto.

Al final el cerebro humano es cobarde y no deja atender a razones humanitarias como son estos casos. A lo mejor es mejor no estar mejor y poder vivir el tiempo justo y necesario que una mente humana enferma considere oportuno.