Todos los presidentes hablan del valor de los Recursos Humanos y la importancia que tienen en la estrategia de la compañía. Hablan del “talento” de las personas como elemento diferenciador y ventaja competitiva respecto a las demás empresas. Sin embargo, realmente todos deberíamos preguntarnos si las compañías creen en “el talento” o utilizan esta palabra como un eslogan de una buena campaña de comunicación.
Talento es una palabra seductora, una palabra que aunque muchos dicen conocer no todos conocen realmente su significado. Para empezar entendemos por talento a aquellas habilidades innatas que tiene una persona y que están relacionadas con una conducta exitosa en el trabajo. Por un lado sabemos que las organizaciones, y por supuesto todos los presidentes, quieren tener en sus compañías a personas “talentosas” ya que todos creemos que es el único camino para alcanzar las metas u objetivos de la organización. Por otro lado, a los departamentos de Recursos Humanos se nos pide atraer, motivar y retener el talento sin darnos cuenta que la gestión del llamado talento debe ser responsabilidad de toda la organización, empezando por supuesto por los Presidentes.
Como en la vida misma, el mundo de la empresa está lleno de tontos y listos, de guapos y feos, de flacos y gordos, de ricos y pobres y por supuesto de buenos y malos presidentes (a estos últimos los llamaremos presidentes de papel). Sus cualidades y comportamientos son muy característicos y fácilmente reconocibles en el mundo de los negocios. Son personas con un carácter especial pero también falto de una cualidad fundamental: el Liderazgo.
Los presidentes de papel se caracterizan por ser cobardes, temerarios, irascibles, demasiado compasivos en ocasiones y un sentido del honor demasiado susceptible: son Generales que no les gusta mezclarse con sus soldados y sólo miran hacia abajo en momentos de crisis. Suelen identificar personas con números y esta claro que los números son números y el talento esta en las personas.
Los presidentes de papel suele rodearse a su vez de directivos de papel, directivos que suelen comportarse como una comunidad de buenos hermanos basados en el tu cuidas por mí y yo cuido por ti. Son directivos con poca capacidad de análisis, autocrítica, y nula capacidad para gestionar y motivar a sus equipos. Estos ejecutivos, que como buenos alumnos que aprenden de su profesor, también suelen mirar hacia abajo como causa de los problemas de la organización, sin querer darse cuenta que son ellos, junto al general, los verdaderos responsables de todo lo que ocurre en la compañía.
Está claro que no en todas las compañías predominan y sobreviven este tipo de ejecutivos, pero lamentablemente, en muchas ocasiones, nos topamos con ellos y se fomenta su supervivencia.
Las organizaciones no pueden ponerse una venda en los ojos ante estos ejecutivos de papel, y debemos impulsar y saber generar no sólo desde los departamentos de Recursos Humanos, sino desde todas las áreas de la organización, las políticas y herramientas correctas para una mejor gestión del talento y fomento del liderazgo. Por ahora lo único que podemos decir es: Señores Presidentes, por favor al Final del día apuesten por personas y no por estrategias.
Autor Juanjo Armas Nuñez de Villavicencio, abogado y experto en RRHH – HR Business Partner